Llegaste cuando apenas contabas con 20 días de nacido; juguetón incansable, ternura irradiada a más no poder. Te vi crecer, entendí tus gestos y los interprete logrando una comunicación profunda donde las palabras no eran necesarias. Compañía irresoluble en momentos de desengaño o angustia, con tu tierna manito te sabias presto a mis necesidades, tu mirada ansiosa quería calmar aquello que me agobiara, extrema felicidad inundaba tu cuerpo cuando una aventura se acercaba; valiente y suspicaz lo explorabas todo, descubrí tu atracción irresistible al agua y a la arena cuando con saltos de emoción irradiabas el ambiente de alegría . Compañero leal, ahora abandonado gracias a los crueles rumbos del destino, se que en tu poder hubieses impedido mi ausencia, pero tu cabecita no era capaz de dilucidar lo que estaba ocurriendo, aunque algo presintieras.
A mis oídos ha llegado la verdad de tu sufrimiento, porque aunque pareciera que lo tuvieras todo, ya no tienes a tu amiga mas preciada. Se te ve triste, cabizbajo, los ojos apagados, tu cuerpo no quiere levantarse, tus energías se desvanecen cuando no logras entender que paso, porque me fui?. Se me ha dicho que cada día al caer la tarde cuando regresas a casa, esperas ansioso ver aquella chaqueta azul inconfundible de tu amor para terminar con tal pesadilla, pero no, tu amiga no llega y entonces tu ilusión se desvanece en la espera de la nada.
Oh, cuanto desearía verte para calmarte con un abrazo, tu tristeza me duele aunque no te lo pueda expresar, me oprime el pecho con solo imaginarlo, entonces sólo queda esperar el paso del tiempo, dictador del olvido o quizá queda la esperanza de vernos una vez cada año, si tus amos así lo deciden.
Amos?, si porque como reza el adagio popular “cuando más conozco al hombre, más quiero a mi perro”, aunque en este caso no era “mi” sino de otros.
|