Círculos concéntricos que se encierran en un abrazo acotado sin escapes ni vistas.
Círculos concéntricos que guardan un polígono con esquinas
que pincha su rebeldía en las curvas que le rodean.
Anillos sobre anillos que circulan tu vida,
que intentan desposarte,
y se estrellan contra tus paredes.
Ceros sobre ceros que encarcelan el valor de tu boca cuadrada que sólo se oye a sí misma.
Que grita no ser concéntrica sin importarle el motivo.
A ti cuadrado,
que desmejoras la sintonía circular de conjuntos vacios;
de planetas sin tierra;
de cabezas sin rostro.
Esferas de planos y ángulos que no rebotas cuando te tiran al suelo;
que no te amoldas a la mano concéntrica;
que no encajas en un corro de niñas mimadas.
Cubo que evolucionas en tu trapecio
en medio de la pista redonda de un circo sin lados.
Y ya no esperas ningún aplauso por ello.
Texto agregado el 23-02-2006, y leído por 371
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