Sigilosamente me arrastraba por entre los árboles, debía tener prudencia con cada pisar, el más mínimo ruido podría alertar al enemigo y mi victoria, mi acción sorpresa y por que no decirlo, mi existencia, llegarían a su fin… silencioso moví milímetro a milímetro el arbusto frente a mi, la oscuridad no permitía ver con detalles… y ahí, en medio de la niebla, detrás de unas paredes derruidas y grises, observé al contrario, ¿era él?, ¿O era una sombra?... debía acercarme un poco más para poder clarificarlo, si estaba en un error y me dejaba ver, si revelaba mi posición, mi vida tendría punto final… Pero no lo estaba, ahí se encontraba mi enemigo, de espaldas hacia mi, buscando, también sigiloso a mis camaradas, mis compañeros, mis hermanos… sí; ahí estaba, no había dudas que era él…
Busqué fuerzas del miedo y de la sobrevivencia, respire profundo, tragué un poco de saliva, ordené a la adrenalina que se fuera a mis piernas, hice la señal de la cruz y me abalancé gritando con fuerza para que el mundo me oyera:
¡¡¡¡Un dos tres por mí y por todos mis compañeros!!!! |