Estoy en la punta del cerro de las cruces, que corona el hermoso parque Güell, mirando Barcelona desde lo alto del sitio que me deja verlo todo mucho más claro, donde me pregunto porqué hay nopales y no se los comen, entre cientos de turistas que vienen aquí, en procesiones multitudinarias y sus respectivas cámaras digitales.
Suena el móvil, es mi madre, le digo dónde estoy y platicamos brevemente, la recepción no es tan buena como debiera, aún y con la altura, llamar desde México resulta bastante largo, aparentemente con esto de las comunicaciones y a fibra de silicio se hace el mundo más pequeño, pero seguimos tan lejos como antes, acaso un poco más.
Cuelgo dando un ligero pinchazo en un botón digital, he terminado de hablar porque me pongo demasiado triste por estar tan lejos de casa, no pienso llamar a nadie, esta hostia me la trago solo, es el día que precede a la noche de navidad, cuando debí haber nacido, sólo que por esas cosas que pasan, me demoré un poco más (un mes) como en casi todo.
Vine acá porque no quería quedarme solo y qué mejor que pasarlo en una de las ciudades más hermosas de toda España, pero ya a la distancia y con unas copas de realidad encima no se ve tan maravilloso, nunca como hoy hube entendido que los lugares son hermosos porque estamos acompañados de personas hermosas que irradian su luz en el ambiente y lugar.
Bajo perdido y pregunto a los locales hacia dónde debo caminar para llegar a la calle de Homer, pero antes paso a Caprabo a comprar mi cena navideña, un paquete de huevos blancos, un pote de jugo de manzana, un pan de molde y tiras de pechuga para hacerme un delicioso oyacodomburi, y veo a una indigente que extendiendo la mano me hace tenerle envidia por momentos, y me compadezco de mí mismo, mal inicio para una noche solitaria.
Sí, lo he logrado, llego al piso de la amiga de mi hermano y después de pelear media hora con la cerradura, y haberme desesperado pensando lo pasaría en el pasillo, he logrado por fin entrar, ya dentro no todo es tan malo después de todo, imagino si hubiese sido peor, porque como siempre digo: Ni te quejes que todo puede empeorar...
Yuuupiiii, tengo la casa para mí solo.... ¿nadie quiere cenar conmigo??? Nunca el silencio fue más doloroso, hacen falta las aborrecibles canciones de temporada, esos villancicos de los que me burlaba, si tan sólo tuviera un disco, ni modos dijo Marcos; hay arroz orgánico en la alacena, esto debe cambiar un poco las cosas, supongo porque está de moda en New York y cuesta un varo.
Líiisto, he terminado mi cena japonesa navideña en España, a darle gusto al animal y comernos todo solitos... sí he empezado a jugar al doble perfil, Kinji me acompaña como nunca, y ahora sí que lo escucho hablar; Thot el visceral se da un quien vive con el Kinji cerebral que siempre termina ganando las partidas de ajedrez-solitario.
No tengo nada de sueño, ¿será que estoy pensando todo esto demasiado y no es tan fácil estar lejos de casa? (no es una pregunta, pero... ¿cómo decirlo de otro modo?), He brincado el charco y con todo no me sabe a suficiente, tan malo es mi arroz que ni yo me lo termino, Kinji no ha probado bocado y lo que resta de jugo lo guarda Thot para mañana. Donde manda capitán, no gobierna su chalán, no suena como el original, pero por lo menos rima...
¿Qué hago si no concilio el sueño? Debo forzarme a dormir para no seguir atormentándome, esto de los dos perfiles me causa un poco de mareo y no sé que ojo debe cerrar cada uno... ¡Lo tengo! Voy a leer un rato, y cuando termine la novela de "La máquina de la verdad" acaso aprenda algo nuevo y valga entonces la pena dormir un rato.
Suena de nuevo el móvil, ese celular desvencijado que mi hermano no pudo activar en México, me ha sido de gran ayuda, por lo menos me permite no desconectarme del mundo que existe fuera de mi cabeza, cuando está de buenas y no se anda apagando, debe ser la batería. Es mi tía, mi madre y mis primos, son todos ellos, me quieren desear una triste feliz navidad desde tan caro y tan lejos, no deben saber que lloro, porque son esas cosas como el aplauso o la risa, si no mucho lo piensas, al poco ya estas como todos...
Sí mamá, estoy bien no te preocupes, si no me deprimo, ¿tú sabes que soy un niño fuerte verdad? Ya no tengo quince años ma, ya estoy bastante grandecito... Nos vemos tía, saludos a todos y feliz navidad también, gracias por llamarme... se me quiebra la vos y toso para no seguir moqueando, sólo quiero abrazarlos un poco, sé que sueno ridículo, pero qué más da, eso no me seca el llanto.
Gracias, gracias a todos los que estuvieron sin estar conmigo, sé que debo regresar, no vale la pena seguir pensando cómo tirarme de esa punta el día de mañana, aun no he visto tantas cosas... resta vida por andar. Y cuando mire todo esto a la distancia me reiré de sentirme tan estúpido sentimental, ¿por qué no puedo hacerlo ahora? Porque me quema, porque me duele y porque no soy tan cerebral como Kinji, Thot ha dado el campanazo y salió avante en todo esto afortunadamente, porque salimos los dos en realidad, y si él se va nos vamos todos, al hoyo que tendrán que escarbar para meternos... no les demos el trabajo por ahora, resta mucho por contar. Continuará… seguramente.
|