El puerto de Valparaíso... Principio de las noches veraniegas.
Las risas y charlas se vieron interrumpidas de manera paulatina por los personajes que comenzaron a transitar por el “Neuf Influence”. La bizarra construción cimentada en el ex –muelle empezaba a fundir los aromas del vodka, el ron y los cigarrillos.
Por la puerta principal entraron tres hombres vestidos, calzados y pintados de blanco. Solo sus ojos y labios se abstenian del albo y en su lugar, una mancha azabache delineaba sus gestos. Mientras uno reconocía el piso, otro fumaba en cada mesa a su alcanze y el tercero, bebia sentado en la barra aplaudiendo en un Un, dos, un, dos.Seguido de sus dos clones.

Algo confundido, un tanto atonito. Alexander Tiersen, acompañado de Lisa y Angela, Thomas, Martina y Miguel Angel, observaba el un, dos, un, dos de aquel personaje que irrumpio en el bar. En tres minutos todo el “Neuf Influence” seguía el ritmo de los tres intérpretes.

Un, dos, un, dos. Las miradas se soldaron a un vacio en el techo. Un, dos, un, dos.De este, sin previo aviso descendio una mujer de 40, 45 años quizas, con sombrilla en diestra y zurda en el pecho. Un, dos, un, dos. Aterrizo firme y segura en la escalera, engalanada con una adaptacion de los 40 conteniendo su contextura robusta en un corse palo de rosa.
Un, dos, un, dos. El ejecutor de la barra camino por esta de un lado a otro y el un, dos se veía reemplazado por sonidos de su boca. En pocos minutos, los retumbos expulsados por golpes en sus mejillas ahuecadas, trenzados con los bramidos del fumador y los encontrones de las palmas del tercero mientras nadaba por el piso y las paredes fue lo unico que se sintió en el “Neuf Influence”. Cinco minutos bastaron para que aquella trenza de sonidos humanos inundara hasta el ultimo rincon.
Por su parte, la “Doña” mirando con candida altiveza bajaba por las escaleras al compas de bramidos y golpes, contoneando con ayuda de el corsé, caderas de talla mundial
Alexander se puso en pie sintonizando jadeos con latidos. Para darse cuenta que todo el “Neuf Influence” se había vestido de extasis. Como si todos y cada uno de los presentes (incluyendolo) hubiesen ensayado toda su vida para ese momento.
De las sombras se habrían paso siluetas multicolor.Y ya no eran solo fragores estridentes. Aquellos bailarines de tiempos eroticos convirtieron mesas y copas, vasos, sillas, cuerpos. Todo... todo se volvio parte de “eso”.

En una esquina, la “Doña” danzaba con gestos dramaticos. Sombrilla en diestra, zurda en el pecho de Thomas.
Angela subía, bajaba y se enredaba en los lienzos que caían desde el techo. Presionando el exquisito paño contra su pecho, piernas y brazos, dejando huellas en su piel del aquella casi constricción.
Por otro lado; Lisa, Martina y Miguel Angel; cada uno compartía marihuana con los pioneros de aquella celebración. Partieron en la barra, subieron a la azotea, para luego bajar en brazos de sus anfitriones. “Son un espejo. Yo soy tu y tu eres Yo; Yo soy tu y tu eres Yo.”
Cuando pudo palpar nuevamente la realidad. Alexander caminó. Recorió aquél escenario surrealista que se alzaba ante sus ojos. Caminaba como si no existiese, como si de un momento a otro se hubiera vuelto invisible.
El lugar estaba impregnado de sonidos, sonidos producidos solo por los visitantes. Era una especie de base., súbitamente la musica, los sonidos , como querais llamarle volvieron a cambiar, iban más rapido, a su vez, pareciese que la misma construcción se movía Tun –tun-tun tun. Silencion. Nada se movía. Un, dos, un, dos. Retumbos, Bramidos, Palmas. Un, dos, Un, dos, Las siluetas chocaban pies y manos, vasos, puertas, espaldas. Un, dos, un, dos, un, dos. El mar se sincroniza; Y brota.
La “Doña” deja a Thomas, corre, y los tres hombres dejan cada uno lo suyo y van tras ella.
Retumbos, Bramidos y Palmas. Siguen marcando el camino.
Era ambiguo. Ebano y azul.
Dos dias mas tarde. El “Neuf Influence" fue clausurado.