Porque pienso que estar aquí sintiendo es mejor que estar allí pensando, o al revés, no sé. Tal vez porque estas paredes me resultan siempre familiares y no cambian, como las personas, o a lo mejor sí cambian y no lo percibo. Y es que estar en esta habitación oscura y húmeda me hace sentir abrigado, porque se parece a mí, porque se ha contagiado, porque ella no me ha transmitido la humedad ni la oscuridad, sino que yo se las he transmitido a ella. Estoy aquí encerrado, donde el olor a tabaco es uno conmigo y a nadie le molesta, es mío, sólo mío y siempre mío. Me encuentro molesto, si, muy molesto. ¿Conmigo? No, jamás. ¿Con los otros? Claro, si no soy yo en este mundo es fácil adivinar, los que sobran. Y no digo esto pretendiendo que soy esencial (sé que lo soy, todos lo somos, esencial para mí mismo, ¿o no?), y no es que los demás estén de más, pero sobran ya en mi existencia, y en mi existencia esto cuenta. Debo decir que, como a todos, estos influenciaron alguna vez en mi pasado y que desgraciadamente, claramente, afectan decisivamente mi futuro... más tarde entenderán. Y no por eso deben sentirse halagados, tampoco indiferentes, más claro: no quiero un espacio en su memoria sino en la tierra que nunca pisarán. Y es que sí estoy ligeramente frustrado por las vueltas que da la vida, por el revés de las personas. Repito: no es que estos individuos me importen (sí, me importaron, y les soy sincero) pero siempre hay una gota que reboza el vaso y ellos se dignaron en ser la mía, con orgullo porque se ve que no les interesa. Solía manejar bien a personas iguales, pero solía fue y no es. Se fueron transformando, sus risas dejaron de ser risas y se convirtieron en burlas algunas, otras en un insoportable bullicio. Sus caras se desfiguraban con cada mirada que les echaba y sus voces tan plásticas no dejaban nada bajo ellas, solo estaban. Estaban como están ellos aquí (imposible que conmigo, mi presencia, mi alma o mi corazón) en esta foto, con sus caras desdibujadas, realmente sólo tengo un fugaz recuerdo de lo graciosas y enigmáticas que solían ser. Porque no quiero o no puedo enfrentar el problema sino acabar con él. Y ser es ciertamente un verbo contradictorio, y sé que lo que estoy haciendo ahora con la navaja es lo más fácil de hacer, pero quién sabe si es lo más fácil de enfrentar, yo lo sabré, y eso me pone inmediatamente varios pasos más arriba que ustedes, literal y simbólicamente. Porque mientras la sangre caliente se desliza por mi brazo y la habitación oscura se va mareando, la foto adquiere su versión original, con cada gota de sangre esta se vuelve hacia la realidad, la realidad de ustedes porque ya casi no es la mía, la realidad que sólo podía alcanzar deshaciéndome de mí, que tal vez por efecto de espejo o quizá por una esencia maldita no lograba percibir las cosas como son… y ser y estar son verbos muy contradictorios… y por fin, completamente seco, puedo ver nítidamente la imagen.