No entiendo.
Me revienta el cerebro como granada madura
de semillas estériles buscando sol.
El eterno salto del silencio en mi espalda jalándome la lengua,
soplando las palabras,
evitando erigirme juicios.
No puedo explicarme,
los oídos crispados como ojos de gato
solo entienden una voz,
no,
esta vez no es la tuya.
Y aquí estoy llorando sin motivo
mirando los barcos perderse
¿Se hunden o se alejan?
ahora no importa –todos mueren-.
Tierra virgen para Dioses sin fe:
¡Dame una plegaria por favor!
No entiendo.
Las neuronas regadas en el perímetro de tu foto
abatidas por esquilar de tu voz.
Me despierto con el sol
me calzo el traje negro
y por fin te digo adiós:
Comienzo a pensar.
Texto agregado el 22-02-2006, y leído por 143
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