Te inmortalizo en mis sueños, te hago mío y me adueño del altar de tu cuerpo y pacamos tú y yo. tu te bebes el vino del sabor de mi cuerpo te arrebatas cual loco y pecamos de nuevo. yo me pierdo en tus brazos tú me miras temblando somos dos extasiados y seguimos pacando. ya el placer demostrado se hace parte de eco tu y yo perdonados y el pecado acabó.
Texto agregado el 22-02-2006, y leído por 132 visitantes. (4 votos)