Inicio / Cuenteros Locales / titote / Pequeño ajuste de cuentas con mi memoria
Una vez en un tren hacia Venecia le dije a Anna Maria Tonin que el poeta era una suerte de francotirador ciego aunque espantosamente certero: por Dios que lo creía por muchos años creí que era una suerte de mercenario un bello maldito: la Bestia /Bête noire / de alguna manera heredero furioso de la primavera que Licantén pone en los ojos: por mucho tiempo/ por tanto tiempo pensé que escribir (hacer poesía) era no menos que el oficio de malamuerte de desarmar el mundo nada menos que el arte de destruir toda narración humana amparado en Heráclito empuñando su dialéctica coja dejándome el bigotón del místico nihilista o llenando de banderas rojas mis sueños la idea era hacer mierda la pelotudez que quedaba más allá del ser siempre o como se lo referí alguna vez caminando por una calle de Santiago a Miriam Barrera: se trataba de sarcasmos/ sacarse la carne con las uñas que hasta entonces solo servían para tocar guitarra o poner el tiempo bajo de ellas o la mugre la verdad es que da lo mismo: Macarena Castro Naretto agregó en otro momento que era el arte de un lunáticohijodeputa intuyendo el quid del asunto porque ahora ya no sé a qué más sirve
Después de todo se trata de un traficar dulcemente con el veneno de las palabras/ los significados que no dicen pero están/ el cansancio tremendo y terrible del que espera ala vida lo mismo que se espera al cáncer o a la horca así se espera para no esperar y se escribe para no esperar nada/ se escribe porque se escribe o porque se desea esperar con éxito lo que se escribe: posiblemente como un reflujo por los canales auditivos y visuales o un movimiento reflejo venido del hecho de haber rodeado con lo que soy y lo que tengo su ombligo totalmente en descampado con mis dedos de mi mano talada encabritándome en su lengua o bajando por sus hombros como la desesperación que detiene los relojes rompe los calendarios y confunde las hojas de las agendas todo para dibujar la ausencia de la mujer amada enamorada deseada o simplemente besada todo con las cosas que hago y las que dejo de hacer/ demasiado asustado para escribir un normal común y corriente poema de amor desdecir la muerte para Valentina Carrozzi destrenzar las esperas que se encuentran en todos los poemas de amor que son pensados momentáneos y se hacen indisolublemente eternos como una jugarreta que nos invita a saltar las palabras y quedarnos con las cosas que nos unieron y amar desesperadamente aquellas que nos separan bienamada (Samantha)este deseo de morir abrazado a la vida de su cuerpo/ en su cama como un sobreviviente cotidiano o un enamorado que escribe parar vivir: eso es en lo que me he convertido aunque mis textos sigan exasperando a Marisol Segura
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Texto agregado el 22-02-2006, y leído por 137
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