De mi infancia, mas bien de mi paso de la infancia a la adolescencia recuerdo las tardes lluviosas metido en el salón de casa de mi abuela, desde donde deseaba que anocheciera y dejara de llover para ir a ver a los amigos a un parque que estaba situado a unos dos kilómetros de allí. Pero nunca dejaba de llover. Recuerdo a mi abuela ajetreada cantando temas tradicionales españoles de los años treinta y cuarenta. Recuerdo a mi primo que volvía a casa con las orejas agachadas al estar encharcado y no haber encontrado ninguna novia, la verdad esque yo por aquel entonces tenía en la cabeza cosas más importantes que el sexo y las mujeres, quería salir a la calle y gritar acompañado de acordes graves de guitarra, gritar que todo era un asco, que yo no era como ellos, que el paso del tiempo no me iva a afectar en absoluto. Gritar cantando letras agresivas que se metían con todo y con todos, ¿qué quieren que haga, arrepentirme? Era joven...Aún era joven.
Recuerdo también las mañanas en el instituto,lloviendo y sin llover, mirando desde la ventana deseando de que sonara la sirena,escuchando los temas sobre la patria vasca y las razas inferiores...Para luego, apenas seis horas después, sentarme en el monte con los amigos y soñar que había seres mas allá de la tierra que nos comprendían, y que aún nos quedaba la música...
Recuerdo también las tardes en las que acompañaba a mis padres al supermercado de un pueblo que estaba a catorce kilómetros de donde vivíamos. Ponía una cinta, subía el volumen, y disfrutaba del viaje como si estuviera llendo rumbo al paraíso...Pero pronto llegabamos al supermercado y, como siempre en la vida, hay que despertar...
Mi infancia...¿Qué es mi infacia?, ¿qué quedó de ella?...
Queda tán lejos...Y sólo han pasado siete años.
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