PARÁ, FLACO ... PARÁ.
Corría el año 1947, yo tenía doce años, y en mi escuelita de Curicó me perfilaba como el basquetbolista promesa; el flaco Iturrieta prefería el fútbol, pero cada vez que podía venía a juntarse con nosotros en el camarín y nos deleitaba con sus increíbles aventuras, que estábamos obligados a escuchar, si no montaba en la yegua cólera.
La primera vez vino a contarnos que en un viaje de regreso a la ciudad, debido a la neblina su bus se había dado vuelta de campana al chocar con un montículo, resultando ilesosolamente él.
Posteriormente narró que cuando se vino de Ancud, navegando en un lanchón, los había agarrado un remolino, pero él, sacando fuerzas de flaqueza, se había catapultado con el remo y había llegado sin contratiempos a la orillita misma de la playa.
¡Qué tiempo y paciencia había que tener para escuchar las fantasías del flaco Iturrieta. ¡Si!...hartasa paciencia, para que el breva no se enojara! En cada encuentro llegaba con una historia nueva.
Ahora que vamos volando a Chillán para participar en un campeonato de basketball seniors, me acordé de la última aventura del querido flaco; según él, lo invitaron a pasar las vacaciones de verano a un fundo aledaño al cerro Condell. Allí junto a otros amigos decidió competir en una carrera de caballos; por supuesto que el eligió el ejemplar más brioso que era una potranca inglesa preñada.
Según nos contó, eran tres los competidores: el guatón García, el cabeza de cobre Lanas, y él. Los tres en pelo y a mata caballo, tenían que correr unos doscientos metros, y él que iba punteando se encontró de frente con un tendido de alambres de púas que delimitaba el fin del fundo y el comienzo del cerro; desgraciadamente no pudo detener su cabalgadura que pasó soplada sobre las filudas rosetas de alambre rasgándose la panza de lado a lado, debido a lo cual el potrillito salió disparado para afuera quedándose montadito sobre una peña, en tanto su madre ya más liviana pudo ganar la carrera con él arriba.
Ahora recuerdo con qué algazara celebramos en ese entonces su triunfo hípico.
Pero de un día para otro no supimos más del flaco Iturrieta. Me contaron que lo
tuvieron que colocar dentro de una camisa de fuerza, para trasladarlo a Santiago; tenía esquizofrenia, el pobre.
Unos meses después apareció la noticia en el diario:
"Joven deportista desaparece.Se le vió por última vez en el Puente Purísima del río Mapocho"
|