El viento se propagaba bajo su frente haciéndole pestañear tres veces bajo el hechizo de una canción desnuda. La mujer lo miraba de lejos configurándolo en su pensamiento comparándolo con sus héroes de ayer. Abstraído del lugar el hombre sólo parecía reaccionar ante estímulos energéticos provenientes de los espacios insondables dentro de él.
Cayó una lágrima, un breve temblor en sus dedos buscando el gesto apropiado, un cambio de foco en sus ojos. Tin-tin-tin – sonó una campana dentro de él Tin-tin-tin sonó una campana fuera de él y su piel se puso en estado de alerta. Bastaban pocos segundos para un cambio de dimensión conservando todas las analogías en su lugar y sus ojos sondearon el espacio buscando captando sintonizando el brillo esperado y allí estaban los ojos de la mujer y la campana en la mano. Tin-tin-tin sonó la campana en las manos de la mujer.
Un río, el río, un río y la campana vista desde lejos sobre la arena. Una hermosa ninfa refrescándose en el agua jugando con seres invisibles que sólo ella podía ver. Bajo un cielo claro, muy puro y muy limpio y las formas de las nubes jugadas por dioses que venían a ver “¿Recuerdas cuando los animales se acercaban?” Tin tin tin