Nunca tube tierra,
ni himno ni patria,
tan solo mi hogar,
llano, sin banderas,
de rocas junto al mar,
que hiende la tierra
con sus garras de espuma y jade,
de montañas suaves, redondas,
como si fuera una mujer,
Galicia de mi querer.
De corazón verde,
verde arboles antiguos,
carballos y pinos,
que se mezclan con el eucalipto
que vino allen del mar
pero hoy es nuestro.
Verde de tojos y espinos,
que pinchan al pasar,
hacen sangre como la vida,
peros siempre bajo ellos
hay cientos de caminos.
Gris, no de cemento,
ni de humo artificial,
si no de nubes,
que entristecen,
pero traen la vida.
Gris de niebla que se arrastra
y que nuestra visión
en ocasiones tapa,
dejandonos a la deriva
como esta extraña vida.
Huele mi hogar
a sudor y tierra labrada,
a bosque y mar,
a sonrisas bajo el paraguas.
Galicia,
dulce niña dormida,
fin del mundo antiguo,
comienzo de una nueva era.
Galicia melancolica,
de lagrimas, risas y paisajes,
de soles y lunas reflejados sobre el mar,
de olas, de rocas y de playas,
Galicia que tanto nos has enseñado
Galicia que tanto amo. |