Y al pensar en el amor que te profeso desde adentro, elevé una plegaria en tu nombre y en tu nombre y por amor me elevé en el silencio para encontrarte una vez más.
Y en mi viaje de partida una dulce voz angelical me dijo:
" Te abres y recibes, es una actitud femenina. Si dos personas abren su corazón la una a la otra y permiten que sus emociones se expresen desde el corazón, unirán la emoción al Amor y la cualidad será diferente.
Y se desvanece la urgencia de control, se desvanece la necesidad del otro, se desvanece la dependencia, la inseguridad. Entonces surge un nuevo plano de amor, el amor incondicional del que tanto hablan.
Abrirse y dar, abrirse y recibir...
Es una misma cosa, ambos se funden. Das y recibes al mismo tiempo, no se sabe quien es quien, se desvanecen las polaridades, entras en el Otro, penetras su alma, te fundes en él, se hacen Uno y aunque se separen , siguen siendo Uno...
Donde la unión fue hecha no existe separación posible, ese es el verdadero matrimonio, dos que no pueden ser separados aunque de hecho si lo estén. Sus almas permanecerán ligadas desde un espacio etérico, sutil.
Las almas tienen uniones que traspasan las fronteras de su cuerpos, a veces sus cuerpos también se encuentran....otras veces no.
Pero las almas saben que están ligadas a alguna otra alma...en otra parte, porque lo sienten. A veces se visitan en sueños, mientras duermen las almas viajan y se encuentran con su almas pares, y están juntas y comparten...y luego se separan.
Muchas veces sucede esto, se mueven de dimensión en dimensión, viajan entre mundos y luego no recuerdan nada. Muy pocos conservan los recuerdos, algunos..... creen que han soñado y viven entre sueños y vigilias, entre vigilias y sueños...
Para fundirse con el alma del otro hay que despojarse del apego, del control, del sufrimiento.
Es el tiempo de confiar y entregarse. Si tú confías, el otro confía. Si dos confían, hay esperanza. Si renace la esperanza, continúa la vida...
Al alma tuya...
Y aunque nunca he visto tu cara si he podido ver la trasparencia de tu alma,
que los ojos de la mía han aprendido a amar, paso a paso, trazo a trazo,
verso a verso...
Y aunque se que la inmensidad de un océano nos separa,
se también que la levedad de una brisa penetrantemente húmeda nos acerca.
Y el sentir la entrega de la obra tuya me permite abrazarte
dejando los brazos de lado y extendiendo las alas de mi alma
a las que contienes y liberas con las alas de la tuya...
Extracto del libro: "Mensajes de ángeles, guías y maestros"
de Graciela Iriondo.
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