Había una vez, nadando por las cálidas aguas del caribe un pequeño tiburón que iba junto a su mamá, charlando de las grandes verdades de la vida, y así le decía su mamá
-Beto, tú, como tiburón eres un predador, tu alimento es otros peces del océano, todos los habitantes del mar te temen, eres el rey del océano, nos movemos por las aguas cálidas como si fueran nuestro hogar, no hay quien nos enfrente.
-Pero mamá, yo no quiero comer peces, no quiero que me teman, quiero tener montones de amigos para poder jugar y jugar.
-No Beto, tu naturaleza es comer, ser devorador, de los peces más pequeños, no ser su amigo.
Entonces Beto andaba muy triste, no quería comerse a sus amigos que había hecho en el mar de coral al que había llegado hace poco la manada donde eran integrantes él y su mamá.
-Pero mamá –siempre le decía cuando su madre lo retaba al verlo comer algas y plancton, yo me alimento bien, no necesito comer a otros peces.
Un día estaba nadando por unos corales que no había visto nunca y vio entre las algas que ondulantes se movían por la marea, a un hermoso delfín
-Y tu que eres? le preguntó
-Yo soy un delfín, juego, salto y a veces voy nadando cerca de los barcos que se atreven a cruzar estas aguas.
-Que lindo sería saltar y jugar como vos lo haces - le contesto.
Y fue así que el delfín lo invitó a que jugaran juntos, cuando se dió cuenta de que no sería su alimento, y le enseño a saltar al lado de los barcos como un delfín más,
Al verlo la madre se enojó mucho con él, le dijo que ese no era un comportamiento decente para un tiburón, que era la vergüenza de la manada.
Triste Beto, se alejó, cuando lo vio el delfín le pregunto porque la cara larga y al contarte Beto la pelea con su madre, el delfín lo invito a irse con él a recorrer otras playas, a conocer el sur, donde había montones de comida, y donde lo esperaban su familia de delfines.
Beto, que triste seguía, le dijo que sí, que se iría con él a jugar y nadar cerca de los barcos y conocer a los amigos del sur.
Y fue así como Beto se acostumbró a las aguas frías del sur, que su comida no fue nunca más otros peces y que junto a su amigo delfín cruzaron mares y océanos, que jugaron con barcos, y por medio del delfín conoció muchas ballenas, pingüinos y focas que dejar de temerle y llegaron a tenerle cariño, pues vieron que era inofensivo y que le gustaba jugar con ellos.
Y Beto se convirtió en el primer tiburón que renegó de su naturaleza por amor a sus amigos. Y vivió muchos años, jugando y saltando y cuando los humanos conocieron la historia, llegaron de todos lados para ver al único tiburón que era más delfín que sus amigos delfines.
|