Me ahorqué en tus cabellos de luto.
Tu sonrisa tímida me convirtió en un niño.
Tiré mi brújula en el laberinto de tu cuello
y me perdí en ti, para no encontrarme.
Me regalaste tu busto despejado
y en ese lienzo en blanco
dibujé la imaginación con mis manos.
Anulaste mi cordura.
Incitaste mi excitación.
Subí tus montañas buscando una hazaña.
Tu sabor me abrazó al olvido.
Planté a mi vida como siempre:
una vez más, me quedé dormido mirando a tus ojos.
Texto agregado el 20-02-2006, y leído por 397
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Lectores Opinan
21-04-2014
*****¡Es que es encantador y el final...oh!
Solo_Agua