1.7. INDICES
Un buen libro científico y erudito debe ir acompañado de uno o varios índices. Éstos no han de ser sólo una mera relación de palabras o de conceptos, sino que deben servir de guía y ayuda para la mejor lectura y comprensión del texto escrito.
Hay, primero, un índice general de contenidos, que suele ir colocado al comienzo de la obra. En éste se da cuenta de los distintos capítulos, apartados y subapartados de que consta el trabajo. El título de cada uno de ellos es transcrito completo y de manera literal, con indicación de la página en que comienza. Este índice general viene a tener carácter obligatorio en toda obra científica.
No tan obligados, aunque sí muy recomendables, son otro tipo de índices, que se colocan al final del libro: de palabras, de materias, de nombres propios, etc.
El de materias, si está bien elaborado y pormenorizado, resulta de gran utilidad. En él deben aparecer ordenados alfabéticamente los conceptos fundamentales de todas las cuestiones, temas y asuntos tratados en la obra. A su vez, dentro de cada concepto pueden matizarse aún diversos puntos particulares que en él se comprendan, como en estos ejemplos:
excomunión: de los que desgarran la unidad de la Iglesia, 108-108; de los promotores de los estatutos de limpieza, 114-115, 151-152; de los priores jerónimos, 108-109; de los protectores de los judeocristianos, 112-113.
figuras ret6ricas: amplificación, 432, 163; anáfora, 165-166; antítesis, 107; apóstrofe, 201, 210-217; epanalepsis, 171; lítotes, 386, 441; perífrasis, 107, 134, 175-177; preterición, 156; quiasmo, 205-206; repetición, 147, 148; tapinosis, 243.
El índice de autores es de uso muy frecuente y sirve, sobre todo, para localizar rápidamente una cita o una referencia bibliográfica. En trabajos de erudición literaria, suele acompañarse también del índice de obras citadas. Si se trata de una colección o antología poética, se incluye asimismo un índice de primeros versos. Los índices de nombres y lugares, por su parte, son muy frecuentes en los trabajos de carácter historiográfico.
En este tipo de índices que comentamos, la palabra, el nombre o el concepto señalados van acompañados de un número. Éste remite habitualmente a la página en que aquellos se encuentran, pero también puede remitir a un capítulo, a una sección, aun parágrafo. Al comienzo del índice o en nota es conveniente indicar a qué lugar de éstos remite la numeración.
1.8. APÉNDICES
También la utilización de apéndices, aunque lógicamente no sea obligatoria ni imprescindible, puede resultar muy conveniente y útil en la composición del libro. A los apéndices quedan relegados materiales no esenciales del trabajo, pero sí de apoyo y documentación: transcripciones literales de textos, documento, cartas, cuadros, tablas, etc.
Si son varios los apéndices que aparecen en un libro, es conveniente numerarlos (Apéndice 1, Apéndice 2) o designarlos con las letras del alfabeto (Apéndice A, Apéndice E). De igual modo, cada apéndice puede estar encabezado por un título particular e independiente.
El texto de los apéndices suele ir escrito en el mismo tipo de letra que la parte principal del libro, pero también es frecuente que se utilice una letra de cuerpo menor.
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