1.5. LISTA BIBLIOGRAFICA
La lista que contiene la relación de bibliografía utilizada en el trabajo suele ir al final del mismo, precediendo a los índices.
La elaboración de la lista está en buena medida condicionada por el sistema de cita bibliográfica elegido. Si se ha utilizado el sistema autor-fecha, la lista recogerá únicamente las obras citadas en el texto. Cuando se emplea el sistema de notas, la lista bibliográfica suele recoger también obras no citadas pero utilizadas en el trabajo.
Hay varias formas de elaborar la lista bibliográfica. La más corriente es la relación alfabética, pero también puede ordenarse por apartados conforme a la procedencia de los materiales utilizados, a los temas y materias tratados, etc. Naturalmente puede hacerse también una bibliografía comentada (con una breve reseña a cada una de las entradas) o una bibliografía redactada en forma de ensayo, muy utilizada en los trabajos de actualización crítica y puesta al día bibliográfica, como en el siguiente ejemplo:
Los trabajos de Iriarte [1948] y Weinrich [1956] han ayudado mucho a una más profunda comprensión de la caracterología de un loco a quien siempre se denomina ingenioso. En cuanto a Sancho Panza, Molho [1976] revela sus raíces folclóricas, Márquez Villanueva [1973] sus fuentes literarias, Amado Alonso [1948] el profundo sentido de sus prevaricaciones idiomáticas, y Dámaso Alonso [1962] su cambiante psicología y caracterización.
La relación alfabética, por lo demás, incluye todas las obras citadás o manejadas (libros, artículos) y se ordena por los apellidos de los autores. Si de un mismo autor se mencionan varias obras, no es necesario repetir apellidos y nombre, que son sustituidos por un guión largo.
Si se ha empleado el sistema autor-fecha, a los apellidos y nombre del autor sigue el año de publicación de la obra:
Bataillon, M. ( 1950), Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo, XVI, México: Fondo de Cultura Económica.
(1968), «Erasmo, ¿europeo?», Revista de Occidente, 58: 1-19.
Por lo que se refiere al orden alfabético, hay que tener en cuenta las nuevas normas dictadas por la Real Academia Española desde 1994, según las cuales ch aparece alfabetizada dentro de la letra c y II dentro de la letra l Por otro lado, en los apellidos que comienzan con la preposición de, es generalmente aceptado no tener en cuenta dicha preposición al ordenarlos alfabéticamente.
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