Se quebró mi voz, y encontré las fuerzas para que no lo notaras,
porque mi llanto no escapó de mis ojos, y mis piernas no temblaron,
pues estaba sentado frente a ti, pero tembló mi alma.

Y mis manos comenzaron a sudar de recuerdos escapados,
pero aún dolorosos y quemados, los recuerdos me hirieron de nuevo,
como si estuvieran de nuevo ahí, en el momento que el daño hicieron.

Pero estabas ahí, lista para recibirme con una abrazo cálido,
ligero y hermoso de esos que sólo sabes darme tú,
por eso no me derrumbo, porque tus manos me sujetan
y me marcan el camino cuando el llanto no me deja ver.

Se rompió mi voz, cuando vos estabas a mi lado para liberarme,
de los traumas y las penas que me embriagan,
pero me mantienen de pie a tu lado, siempre listo para estar por ti,
a la espera de tu llegada a mis brazos, cuando sepas sonrio
y existo por ti, para no llorar solo y sonreir si estás a mi lado.