Acaricio la J, su energumena precocidad,
sus entusiastas arrestos en el acompañamiento a carcajadas de tus deseos,
de tus deseos pedidos bajo la caida de un cometa solidario en las coordenadas insondables
de esa parte del cielo nocturno que te pertenece.
Riego la K, letra de ladrillos secos que se recuesta en el monotono croar de una apacible y fragil orilla,
mientras los hombres bordan sus telas,
las mujeres se preparan para la guerra,
y los niños, alzados sobre las puntas de sus pies desnudos para ver por encima de tu ingenuidad
como, de que forma laten
tus paraisos de cristal.
Presumo la L, delante de los garabatos curiosos de las cobijas tendidas bajo la añoranza de la turbia tarde,
mientras el sonido de los vidrios
cubren los rostros aniñados
de los pajaros,
y las veredas transcurren en la cotidiana verdad
de cada huella tardía.
Riego la M de todas las cosas que busco en tu necesidad de amar,
en el valor maravilloso que tuviste al elegir mi corazon,
en la cadencia ordenada de tu desorden atmosferico,
esas cosas que desencadenan las tormentas y el viento sobre los arboles.
Finjo dormir junto a una N,
le propongo sueños que nunca me atreveria a soñar por mi parte,
pero, decia de tu idea
de labrar con arte
la madera tallada de ese sostenedor de libros que abarcan lo que brilla de tu universo,
y los libros prometen
hojas de astucia, hocicos que buscan el lado claro de cada luna,
y la suavidad de tu sonrisa cuando estas
detras de una puerta
esperando por mi sonrisa.
Es de esas cosas este amor que me toca...
Intento que una Ñ ponga orden en este desordenado caos de rosas de agua,
de mundos sin vestidos,
de miradas bajo el tenue fulgor de un neon envejeciendo,
de los ojos conteniendo
ese principio de bibliotaca cuando aun no te conocia
y te vi humeando a mi lado
con un libro abierto en no me acuerdo
y tus azules en mi mirada
y quien es esa mujer tan diferente
que solo con algo de ella
y tan alejada a mi nocion absoluta de mujer en modo de siempre,
estaba ahi tan cerca que ardia.
Intento una O,
y es el mismo intenso valor de la pregunta que ronda siempre,
en la siempre viva intensidad de los dos,
por que ese encontrarnos,
por que el principio,
por que esa revelacion,
y adentro de la madeja de luz
que da luz tenue a los pasillos que se entrechocan con otros pasillos que son minimos,
y esa piel que huele,
y ese aroma a reciente beso,
beso tu boca
con la trabajosa meticulosidad de la abeja sobre la flor reciente, entre los petalos sonrosados,
mientras afuera,
la noche tiembla.
Apago la P para que no se consuma,
y te ordene mirar con tu propia belleza, porque aun con tu mirada todo es mucho mas bello, muchisimo mas bello que la distancia,
que las manos,
que los acurrucados colores de tu abecedario.
No soy demasiado,
aun menos que este que te mira
brillando entre las esmeraldas,
entre las montañas nevadas de los ausentes,
entre la plenitud de un adios que finge ser un verdadero hasta despues,
hasta despues de esta caricia en el aire,
de esta caricia
que intento desde el umbral de lo que fui alguna vez.
Es de esas cosas este amor que me toca...
Imagino una Q que es la contestacion a cada una de las cosas que compartimos cuando estamos juntos,
el miedo, la vigilia, las respuestas...
El motivo verdadero en esa palabra que no se dice pero que se respira. Respiramos respuestas... Creo que si... Y adivino en tu aliento que cada planta en la ventana, cada nube que se disuelve, y cada sol que es el mismo pero no mira de la misma forma, forma parte de tu rostro.
Labro una R
en la cosquilla que te hace reir,
en la cadencia de esa risa que arrastra todo atajo de condena,
que te hace recobrar los años en los que habias construido
otro mundo de formas armoniosas
con las contemplaciones de objetos preciosos,
menos lagrimas,
acaso sabanas encendidas,
y un largo y beneficioso trabajo en parir para sentirte una magnifica persona.
Y volves a brillar,
y volves a ver con tu risa
cual si fuese una bengala pura sobre las sombras de una noche en enaguas.
Limpio una S y silbo, casi inconsciente,
una melodia de pasto,
el morder definitivo la orilla que me toca,
y en esa orilla
desenrollo todo lo que queda a la vista,
mi amor por vos,
mi amor ligero,
mis ligeras canciones que de tantas, estan sin recuerdo.
Callo la agonia de una T, en su propia melancolia de arbusto seco,
mientras los tiempos avanzan,
y dejas de lado el vano insistir de lo ajeno en una misma sensacion,
y los otros se alejan
hamacandose en el vaiven prolijo
del polvo que se acumula en lo que se olvida,
como fotografias,
como espejos,
como obsequios que nunca debieron aceptarse.
Juego con una U,
creyendo en la herida viva de tu inteligencia
que nunca deja de crepitar,
en el frio cosmico
de la idea.
Y sabes que todo comienza cuando comienza,
que todo es el transcurso de las cosas en si mismas,
que quien engaña no refleja,
que lo que existe de veras es una forma de esperanza en el sacrificio.
Encierro una V corta entre
una hoja seca que vuela hasta posarse en el charco claro,
y un mohin que escapa de tu rostro
en el momento adecuado,
cuando despertas y aun es temprano para despedidas,
cuando un murmullo de saliva corre en la cerradura del dia.
Hay una W que gime en la calefaccion de una habitacion que cambió de nombre y ahora habla otro idioma.
Hay una Y griega que acompaña los restos crudos aun de una mentira que no llegó a destino por aquellas inundaciones en las sabanas de los años.
Hay una Z que ya no usa tus caricias en la creencia de averiguar si los angeles desterrados tomaron un licor profundo para olvidar.

Postdata
No me quedan letras del abecedario.
Solo un monton de originalidades y ciertas y previsibles imagenes de vos hablando, recordando o tal vez acariciando esa distancia tan minima que nos separa y se mide en latidos y es acaso el sonido puro del mar contra las rocas, del mar arrastrandose en la arena o el mar en la oscuridad...

Para Paloma...