Asthent temblaba aún mientras se internaba en el espeso y oscuro bosque, no podía recordar bien el camino que había seguido con su hermana, además ahora guiaba a su padre y a unos cuantos adultos más que lo acompañaban dispuestos a acabar con el peligroso individuo que conocía el secreto, porque, si este se esparcía, serían ellos los que morirían.
Pudo ver unas luces que se acercaban, eran ellos... empujó al Sin-Nombre hacia el lado contrario y se quedó de pie de espaldas al precipicio, esperando.
-Entpil... Estás bien?- preguntó acezando su padre cuando la vió. Ella no respondió.
-Ahí está...
-Es él? – preguntó otro de ellos y sin esperar respuesta se dispuso a atacar.
Asthent se detuvo a unos pasos de Entpil, sin saber si acercarse o no, presentía que algo equivocado iba a suceder.
-Esperen. El no dirá nada- irrumpió Entpil con vos temblorosa.- Déjenlo ir.
-No podemos confiar en él- dijo su padre.
-Debemos matarlo para que nadie sepa- argumentó uno de los adultos y levantó la mano mientras corría hacia el Sin-Nombre.
Antes de que lo alcanzara, Entpil creó una pared de fuego entre ambos.
-Corre- le dijo al muchacho, quien se alejó un tanto indeciso, sin quitarle los ojos de encima.
Su padre la miró con tristeza.
-Sabes cuál es el castigo por traicionar a tu raza, Entpil.
-Si, lo conozco.
Con decir esto se prendió fuego a si misma envolviéndose en llamas, ante los asombrados y aterrorizados ojos de su hermano menor y del Sin-Nombre, a través del fuego podían ver aún su rostro sereno que no mostraba señales de sentir dolor alguno, lentamente fue retrocediendo hasta caer por el precipicio.
El padre de Entpil cayó de rodillas dónde sólo segundos antes había estado su hija, Asthent se acercó lentamente a la orilla para mirar, pero su padre lo detuvo.
-También tenemos que irnos, ya fueron a dar la alarma.
Y arrastró a su hijo menor de vuelta al pueblo. Asthent observó por sobre las llamas al desconocido que corría en sentido contrario. Ya no recordaba casi nada de lo sucedido, sólo conservaba difusas imágenes que se superponían rápidamente, una muchacha, la amaba ahora el nombre del sentimiento afloraba nítidamente, la besaba y luego caía en vuelta en llamas por un abismo... Entpil... un niño y un niño... eran peligrosos podían crear fuego, todos ellos... había que hacer algo.
El odio se apoderaba de sus sentidos, no podía seguir pensando...
-No descansaré hasta acabar con todos... ninguno quedará con vida.
Entonces se detuvo y miró hacia atrás, pudo ver a Asthent observándolo desde el otro lado del fuego, con una mezcla de temor y odio...
Jamás olvidarían sus rostros.
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