Alguna vez

te caiste.

Y miraste de lejos tus raspaduras. Tus manos y tus ojos. Y fueron extraños.

Alguna vez

te dejaste atravesar. Y las papeleras rieron. El suelo dio un brinco, y las nubes no se parecian a nada. No tenia por que salir el as en la baraja, y el vaso estaba medio vacio. Eso fue alguna vez. La melodia no te recordaba a nada, y las lagrimas no brotaron, ni tenias a nadie querido cerca. No fue por ningun abrazo, ni te acordaste de nada. Ni siquiera el piano tenia una tecla desafinada.

Y estabas bien peinada, y te dejaste penetrar, simplemente. No resvalabas por la vida, ni era precisamente sencillo, nada de lo que te rodeaba. Las flores estaban marchitas, y tu tumba tenia ya tu epitafio. Pero el cenicero sonrio repleto, y el mar...el mar le puso el nombre de tu caida, a una ola. Nada mas a una.



Alguna vez,

te caiste. Y te hiciste daño.

Y eso fue,

lo unico, de aquello

que quedo:

DOLOR.