La ciudad hoy se ve más gris de lo habitual, una espesa neblina va bajando lentamente, cubriendo los cuerpos que se ven regados en las aceras, se respira ese aire de miseria, no se vida moverse, son las 2 de la mañana y pasaran todavia unas cuantas horas antes que la policía llegue a recoger lo cuerpos, que muy seguramente no tendran un entierro común, ya es la segunda limpieza del mes, esta vez logro ver entre las victimas cinco travestis,dos prostitutas, cuatro indigentes y un borracho, que tuvo la mala fortuna de atravesarse en medio de la carnicería, una de las mujeres era muy bella y no pasaria de 20 años, su rostro esta lleno de moretones, seguramente abusaron de ella antes de asesinarla.
Esta es tan soló una de las tantas escenas que debo registrar con mi camara, cuando estudie fotografia me imaginaba captando con mi camara los rostros de bellas modelos o de maravillosos paisajes de mi añorada Guajira, pero en vez de eso estoy aqui tomando esas macabras fotos que aparecen en los periodicos amarillistas, que son los que me dan para mi sustento.
Cada vez pierdo más la sensibilidad, recuerdo cuando tome mi primera foto, dure dos días sin que parara algo en mi estomago, ahora puedo comerme una hamburguesa, mientras observo como se va coagulando la sangre en el cemento y los cuerpos de las victimas pierden cada vez más su humanidad, se vuelven casi del mismo color de la ciudad, es como si ella absorbiera tanto su calor, como sus colores, al final todos los muertos se parecen, lo más triste es que esta gente es considerada basura y terminaran de modelos de practica de algunos estudiantes de medicina.
Bueno creo que con estas fotos es suficiente, me he prometido que este año saldre de las deudas y dejare este trabajo, aunque tal vez no pueda dejar esas pesadillas, donde muchos de los muertos que he fotografiado, salen de los retratos y reclaman por haberlos convertido en blanco de morbo, por eso cada fin de mes, mando a hacer una misa por esas pobres almas olvidadas, para así lograr que me perdonen.
De vivir tan cerca la muerte, termina uno por conocerla, a veces en madrugadas como esta, cuando llegó al cabo de pocos minutos de los sucesos, me parece ver una sombra y oir una respiración, mi jefe me dice que he mejorado mucho, no es que me enorgullezca, al final no soy yo, es esa presencia que susurra a mi oido cual es el mejor angulo que nuestra lo macabro en su fría plenitud |