[Carta a mi bisabuela, tal vez lleguen a comprender lo especial que es esta mujer para mi pues es lo que intenté plasmar en este corto texto. Ojalá alguno de los lectores que choquen con este documento llegase a sentir lo mismo por su viejecita.]
No son las fotos en el armario, ni los dulces que me guardas. No es la comida que me ofreces cuando me ves delgada, ni la cama a la que me invitas si estoy agotada.

Es la mirada tierna que me diriges, tus manos que me invitan a abrazarte, la sonrisa que destella de tu rostro cuando llego a saludarte.

Tus grandes lentes que no esconden los sentimientos y tu cabello cano que me cuenta tus experiencias. La voz que con alegría me invita a revivir el pasado contigo.

Las letras no podrían expresar enteramente todo ese remolino de agradecimientos que tengo guardado para ti.

La mejor manera de dar a conocer mi forma de pensar sobre mi bisabuela, abuela, madre, es diciéndote que te quiero como a nadie.

De las personas que Dios escogiese para guiar mi camino, contigo estoy más que segura que fuiste un acierto divino.

Las fuerzas que lleguen, los tormentos que ataquen, cualquier aire de mal objeto que se digne a atacar, no hará decaer mi confianza y mi estima, nuestro mutuo cariño siempre latente estará.

Con esto trataré de dejarte en esta ocasión, esperando que sea suficiente y recuerdes que en mi no se mide el amor. Te quiero mucho abuelita.