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Esta es la hora del día que quisiera ser sangre,
un átomo indivisible de nostalgia asesina.
Aunque volase por dimensiones conocidas
y me retorciera por las flechas que me lanza el aire.
En instantes tan poderosos como este de dolor infame,
me cambiaría las ropas del sastre.
Sin pudor y desnudo saltaría los cerros
provocando la oscilación del miembro divino.
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Texto agregado el 25-11-2003, y leído por 199
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