VIAJABA EN TRISTE SOLEDAD…
Sebastiana Ileana Osorio Manzano
La vida es bella, pero nosotros, por no saberla valorar, hasta la salud y alegría perdemos.
El nombre de esta meditación me ha hecho reflexionar en la situación mundial que estamos viviendo en la actualidad, crudamente el odio, la desintegración familiar del hogar, la irresponsabilidad, el egoísmo, la venganza, etc., hacen actuar al ser humano en un mundo donde el vicio ha sobreabundado por la falta de valores humanos como la piedad, la misericordia, la humildad, a pesar de existir el amor que sobrepasa a todo entendimiento, porque no aceptamos la infinita misericordia del Creador del Universo.
Sí, a pesar de estar rodeados de gente, muchos viajan en triste soledad en esta tierra donde habitamos, por la falta de tiempo, el estrés está acabando con la raza humana, surgiendo enfermedades inimaginables, todo por querer igualarse con Dios.
Las plagas las provocan los poderosos, con el propósito de aniquilar a los países tercermundistas, apropiándose de lo que no les corresponde, con el único afán de lucro de poder. Como decía el compositor chiapaneco Alberto Domínguez “Humanidad, hasta donde nos vas a llevar, quiera Dios que mañana, nos volvamos a ver”, y nos propongamos un cambio radical, positivo, fijando nuestras metas en ayudar al que más lo necesita.
Si somos jefes, seamos justos con nuestros empleados, no robándoles el sueldo que les corresponde, acabando con la corrupción, en lugar de apoyarla. Si somos empresarios, socios, jefes de grandes empresas o departamentos gubernamentales, paguemos y motivemos a los empleados que están bajo nuestras órdenes: Obremos con equidad y justicia, no aprovechándonos del empeño que ponen los que verdaderamente trabajan.
Los que están tras el escritorio o en sus lujosas sillas de ejecutivos, que sean en verdad para servir a nuestros empleados, así como los líderes de los sindicatos, que están para defender a sus agremiados, no sólo a los parientes o amigos que nos inclinan al alcoholismo.
Hay una frase muy mundana y trillada que nos refleja el sentir de muchos: pónganme donde hay lana (de jefe de algo), yo me encargo de lo demás.
¡Qué tristeza! No piden para ayudar a su país, estado, municipio, sino para sus propios y aviesos intereses.
Al llegar a determinada edad o al acabarse el tiempo de seguir en puestos importantes, es que se acuerdan de Dios. Algunos dicen “que solo me siento”.
La verdad es que cantan mentalmente los que lo saben y aman a Jesucristo: “Andaba en triste soledad y nadie me buscó, la carga horrible de impiedad, más grande se volvió. Le dije a Jesucristo que me trataban mal, entonces le oí así decir: Si solo un vaso de agua te pido que me des, un solo vaso de agua de ti he de demandar y si en tus aflicciones un alma has de ayudar, contigo yo prometo siempre estar”.
Dios está al alcance de tus manos y eres parte importante para El. Ya pagó tu deuda, arrepiéntete y pon tus cargas y problemas en El y verás la prosperidad que vas a lograr si tú con El quieres estar. Renuévate con el nuevo año y sexenio.
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