REFLEXIONES
SEBASTIANA ILEANA OSORIO MANZANO
“Honra a tu padre y a tu madre”.
En este inicio del año 2006 debemos reflexionar y analizar nuestra forma de ser en la vida, sobre todo si lo has perdido, tener un reencuentro con el Creador del Universo.
¿Qué has sembrado, varón o varona (hombre o mujer)?
Sabías que una de las metas que usualmente usamos es por sobre todo, cuidarnos, amarnos, no sólo a nosotros mismos (el yoyismo), sino a nuestros semejantes, sembrando amor, cosecharás amor. ¡Qué bonito se oye!
“14 de febrero, día del amor y la amistad”.
¿Somos sinceros con los amigos y parientes o somos utilitaristas? Cuando te necesito eres mi amigo o pariente. Cuando tengo un puesto importante, ni te dirijo la voz, mucho menos te visito. Pero, qué tal critico y veo la paja de tu ojo, mas no la viga que cargo. Somos dados a presuponer acerca de los amigos y familiares.
Aclarado que el tema es el de reflexionar. Dios permita y nos dé salud en este año. Que amemos a nuestros seres queridos, que logremos afianzar los lazos de amistad y los familiares, pues nos necesitamos unos a otros. Debemos responsabilizarnos de nuestras compañeras o compañeros (esposos).
Pero sobre todo, fijemos los ojos en Cristo, respetando a nuestros padres, aun ancianos, pues ellos siempre necesitan del amor de nietos e hijos. Fomentemos el amor en ellos hacia esa edad tan difícil de después de los sesenta años. Sembremos la semillita del amor en todos, para cosechar amor y no acabar solos por nuestra falta ade comprensión hacia nuestros padres y conocidos.
Como dice el mandamiento “Honra a tu padre y a tu madre par que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”. Es la promesa más hermosa pues estaremos llenos de bendiciones, aunque ellos estén enfermos, necesitando de nuestros cuidados, debemos atenderlos con amor. No sentir que son una carga, al contrario, prodigándoles ternura, cuidados, dulzura, decirlos lo importantes que son para nosotros. Es la misión del buen hijo, pues ellos cuidaron de nosotros y si acaso no fuera así, perdonar y amar en cualquier circunstancia a nuestros padres. Ser amigos, rompiendo las barreras generacionales, hay que bajar al nivel de hijos y subir al nivel de padres. La sabiduría, la de Jesucristo, por medio de El llegamos al Padre y por medio del Espíritu Santo nos transforma y ya renueva todo nuestro ser, con los milagros que ha hecho ahora y hará. Nosotros por nosotros mismos debemos de acudir a El para la transformación para bien, borrando el pasado y fijando los ojos en el minuto o segundo de vida, manteniendo una comunicación constante con Dios, leyendo las Sagradas Escrituras, alabándole con cantos, pero, por sobre todo, abriéndole las puertas de nuestro corazón para tener el alimento espiritual y material; las bendiciones sobreabundarán todos los días.
Con amigos, familiares y semejantes y jefes, que Dios nos conceda la sabiduría para sobrellevarnos los unos a los otros, todos los días orando tú por mí y yo por ti, por toda la humanidad. Felicidades.