la decadencia del sindicato de las respuestas


A Bernadette




¿Son las hojas en blanco,
los únicos libros
que no hablan de nada?


¿Acaso existe algún color
que no posea el cielo?


¿Por qué no existen
los giralunas?

¿Si existiesen,
cómo serían?

¿y qué harían de día?

y las nubes
y las estrellas,
¿no estarían celosas?

¿Por qué cuando coloreas
con todos los colores
unos sobre todos,
queda negro
y no blanco,
si éste los posee
a todos?

. . .

¿Se puede olvidar estar vivo?

¿Alguien se acordará de ello
cuando sueña?

¿Acaso así será
la muerte?

¿Cuántas personas se conocen
mientras duermen
y nunca mientras viven?


¿Los seres de ocho dedos
habrán inventado
el nueve
y el diez?

. . .

¿Será la combustión espontánea,
realmente espontánea?

¿Será porque nunca
dejan notas de suicidio?

¿Si dejaran:
enseñarían a morir,
o simplemente las esconderían?

. . .

¿Por qué los insectos comelibros,
prefieren
las hojas del medio?

¿Tendrá algo que ver
con el clímax?

. . .

¿Si los ojos
son las ventanas del alma,
no le llegará poca luz?


¿Por qué nos hicieron
tan mentirosos
en cuanto a lo que suele ser?

¿Acaso no es el hombre
de frágil piel
y de duros huesos?


¿Y las rocas,
y el algodón,
cada quien por su lado,
dirán siempre la verdad?

¿o tampoco son
lo que parecen?

¿Qué saben las hienas
que aún no nos han dicho?

¿Serán
las plantas,
los insectos,
y los animales
obra de distinto diseñador?


¿Por qué el urbanista del mundo,
hizo tan pocos
continentes?

¿No es esa una pregunta,
un tanto egocentrista?


Si nada es lo que parece,
¿Por qué no preferimos
lo feo
lo malo
y lo incoherente?

Cuando dicen:
demasiado bueno para
ser verdad,

¿Por qué no se acuerdan
que todo es mentira?

. . .

¿Alguien se quedó dormido
alguna vez
en la opera
de las guacamayas ?


¿No demandarían
las plantas a los insectos
por plagio?

¿O tendrán derecho
de camuflaje?

. . .

¿Habrá parte del cuerpo
que no alcance
con mi mano?

¿Dicha parte estará
en tus continentes?


¿Se habrá inventado el arte
para no equivocarse?

¿Y el arte abstracto
como un culto a los errores?

. . .

¿Existió la democracia
la dictadura
o el socialismo
alguna vez en la naturaleza?

¿O desde siempre
fueron anarquistas?

¿Será el hombre
el único que no lo es?


¿No es el amor
el séptimo sentido?

¿Serían los labios
su órgano receptor?


¿Será que muero cada noche
y renazco en la mañana?

¿Y en las noches en vela,
habré tenido suerte,
o todo lo contrario?

. . .

Los personajes referenciales
de la vida,

¿no se cansarán de
morir cada segundo?

¿Habrá alguien que los llore
cuando mueren?

¿o que los celebre
cuando nacen?

. . .

¿No deberían tener todos,
un par de ojos para si mismos?

. . .

Si tanto daña un cigarrillo,
¿por qué no se celebra
cada vez que uno se acaba?

¿Sabrán ellos que combaten
en la guerra del tabaco?


La unión hace la fuerza,
¿lo inventó
la arena de la orilla?

¿Sabrá alguna de ellas
lo que es
el egoísmo?

. . .

¿A que sabrá tu propio miedo?

¿Alguien acaso se atrevería
a probarlo?

¿Cuál sería su aderezo?

¿Será que está
detrás del codo,
o esparcido
por la espalda?

. . .

¿Le tendrá cariño el mundo,
a alguna de sus bacterias?

¿Podrá la enfermedad
curar al paciente?


¿Cómo hacer
para que las acciones del corazón
siempre sean siempre
bien retribuidas?

¿Será acaso la justicia
de una talla
más pequeña?

¿Cuándo dejaré
de inventarme a la gente?

¿O será
que para cada persona
existen sus gentes particulares?

¿Serán las personas reales,
parte de algún cerebro?

¿La libertad la ejercen
sólo las personas reales?

. . .

¿Seguiremos siendo
energía conciente,
cuando se dañe nuestro traje?


Si la vida es un anillo,
donde encontramos
el principio?


¿No deberíamos aprender
el lenguaje de los recién nacidos
y no al contrario?

¿Por qué no escucharlos
antes
de borrarles las memoria?

¿Tendremos miedo
de nuestro origen,
o de aquello que nos espera?

. . .

¿Existirá el abismo sin fondo
y sin paredes?

Si todo cae por ahí,
¿podríamos vivir en caída libre?

¿Aprenderíamos a volar
en vez de a caminar?


¿Pensarían las hormigas
en el armagedón
de las pisadas?

¿O blasfemarían las cigarras
con nosotros de por medio?

. . .

¿Cuál corte de pelo
prefieren los pinceles?

¿Y por cual tendencia musical
se inclinarían
los grillos radicales?

. . .

¿Después de la caída del cabello
no debería
llegar la primavera?

¿O al menos el invierno?

. . .

¿Cuáles serían
los prejuicios de los
murciélagos?


¿Sería la brisa del mar
el pastor de los delfines?

¿Les darían mejor uso
a las alas
que a las aletas?

¿Probarían primero
el algodón de las nubes
o la dureza de la luna?

. . .

Me haría menos falta,
un cigarrillo cuando muera?


¿No es siempre el que ama
un excelente estratega?

Si yo disfruto tanto las batallas,
¿preferiré la tregua
a la victoria?

Y la derrota,

¿Me haría pelear
más fuerte?

¿o huiría a mi bastión?

¿Serás tu mi enemiga?

. . .

¿Será el subconsciente
así de complicado?

¿No sería ese mundo
un poco más sincero?

¿La traicionera no será
la misma conciencia?

¿Se habrá quedado muda,
alguna vez,
la voz de la razón?

Si pasara,
¿a quién escucharíamos?


¿No deberían las personas
cultivar
su mala reputación?

¿No preferirían,
probarse al cien por ciento?

¿O seremos simples
electores de lo fácil?


. . .


¿Por dónde empezaría
en este libro
un insecto que lo coma?

. . .

¿Qué nos divide más:
los kilómetros
o las fronteras?

¿Si nacimos en el mundo
no debemos conocerlo todo?

¿No debería tener bandera
el planeta que habitamos?

¿O habrá
que preocuparse de eso
cuando aparezcan los de afuera ?

. . .

¿Llegará a ser la pregunta
un recurso literario?

¿O al menos
una buena estrategia?






Ignacio Leal