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Meigas boas buscade entre as nubes brancas…



De pequeño jugaba con mis amigos en el rió que había al lado de la casa de mis abuelos, era un pueblo muy pequeño, tendría unos cien habitantes, no creo que tuviera mas, aunque realmente no me acuerdo muy bien, ya dije que era pequeño, muy pequeño, solo iba los veranos, como todos mis amigos del pueblo, estábamos juntos en verano y al acabar el verano cada uno se iba a su ciudad, donde vivíamos todo el invierno.

Me acuerdo que cada vez que acababa el verano todos nos juntábamos en la plaza del pueblo, tengo que reconocer que era un día muy triste.

La ultima vez que estuve allí fue cuando tenia 14 años, mi mejor verano y a la vez el peor, no podré olvidar jamás esas vacaciones, fue la primera vez que hice muchas cosas y también me sucedieron otras que aun ahora no soy capaz de explicarme que paso realmente y también lo recuerdo por ser la despedida mas triste de mi vida, como podéis imaginar ese verano hubo una chica, la mas maravillosa chica que conocería en toda mi vida, puede ser o eso pensaba en el momento de despedirme, pero, todo lo bueno acaba, según dicen, yo no lo se y vosotros…

Recuerdo que cuando llegue al pueblo, todos llevaban allí varios días, en aquel momento no lo comprendía, pero ya no estábamos siempre juntos, me refiero a chicas y chicos, como nos veíamos aunque en realidad fuéramos niños, bueno en nuestro caso niñatos, diría yo. Porque las niñas maduran antes, o porque no quieren jugar a los mismos juegos, no lo se…

Como dije, cuando llegue ya estaban todos allí y estaba ella, Luisa, así se llamaba, nunca olvidare ese nombre, ni su rostro que siempre recordare como esa niña de 14 años.

Ese verano, fue muy corto para mi, todo fue tan rápido que no recuerdo los acontecimientos bien.

Desde el primer momento yo dividía mis horas con Pedro, Mario y Oscar, es curioso como recuerdo los nombres de todos aun sin haberlos vuelto a ver desde el día que me fui de allí para no volver, como decía estaba con ellos o con Luisa, nos contábamos toda clase de tonterías y también nos decíamos toda clase de tonterías.

Al quinto día de estar allí, estaba jugando con los chicos, pillando ranas que después llevábamos a la casa de la meiga, ningún niño la viera nunca, dejábamos las ranas en su puerta, una mano las cogia y luego dejaba nuestro dinero allí, el que sacara la pajita mas pequeña tenia que ir a por el dinero y luego salíamos corriendo de allí. Ese día yo perdí, puse las ranas como siempre, me aparte y la puerta se abrió, cogio la bolsa con las ranas y cerro la puerta, esta volvió a abrirse nuevamente y la mano dejo otra bolsa con dinero, al cerrarse la puerta me acerque, lentamente cogi la bolsa, entonces escuche mi nombre, era solo un susurro pero comprendí que decía mi nombre, la puerta se entreabrió, yo me acerque y esa misma mano que siempre veíamos me agarro del brazo, las monedas se esparcieron por el suelo, yo empecé a gritar y vi como mis amigos salían corriendo en dirección al pueblo, intente soltarme pero aquella mano tenia una fuerza increíble y me era imposible escapar, escuche otra vez mi nombre, su voz era tranquilizadora a la vez que cautivadora. La mano me soltó e inmediatamente comencé a no sentir miedo, sino que estaba tranquilo, sentía que podía empujar aquella puerta entreabierta y descubrir lo que realmente había allí adentro, descubrir una realidad que según yo sabia nadie había visto jamás, que inocente era, empuje la puerta y esa misma voz me dijo que me acercara a lo que parecía una cocina.

- hola, dije
- hola, puedes pasar, no te quedes en la puerta…Iván

Me asuste un poco al oír mi nombre, pero cerré la puerta a mis espaldas y entre al interior, era una casa pequeña, de una sola estancia, cocina, sala, todo se mezclaba de una manera poco clara pero a la vez muy concordante entre si.

- como estas, cariño, conozco tu familia desde hace mucho tiempo y ahora tengo que hablar contigo…
- que quieres de mi?
- No te preocupes, no voy a hacerte ningún daño, solo, mírame a los ojos…

Salí corriendo de allí, lo que vi era más de lo que podía soportar…

Al llegar al pueblo todo el mundo estaba buscándome, explique lo que había pasado pero nadie me creía, decide no explicar nada mas, pero no olvidare nunca la cara de complicidad de mi madre, una cara muy triste, era extraño había aparecido pero sin embargo mi madre estaba casi llorando, aunque tengo que reconocer mi arrepentimiento, no se lo pregunte en su momento y ahora ya no puedo hacerlo,

Dos días después estaba jugando con los chicos y Luisa me vino a buscar, me despedí de ellos, viendo su cara amarga, seria la ultima vez que vería su cara con esa expresión, Luisa y yo nos fuimos al rió, al llegar nos sentamos en la orilla como hacíamos todos los días, pero había algo distinto.

- Iván, tengo algo que decirte, ayer soñé algo muy extraño, te morías
- Eso no va a pasar, tranquila, porque soñaste eso

Pero aunque se que suena muy extraño, mi contestación fue muy tranquila y que conste que es lo único y ultimo que recuerdo con claridad, se que conteste eso exactamente.

- Porque me dices eso, no me va a pasar nada
- Pero yo lo soñé, fue muy real, no quiero que te pase nada
- No me a pasar nada, tranquila…

Debí de decirle a ella lo que yo sabia o lo que la meiga me había dicho, no era capaz, desde que salí de aquella casa lloraba cuando nadie me veía, lloraba cuando estaba solo porque se que nadie me comprendería aunque intentara explicarle lo que realmente pasaba o mejor dicho lo que según parece iba a pasar…
Dos días mas tardes, toda la pandilla, juntos por fin, chicos y chicas, niños y niñas, pillamos las piraguas que alquilaban en el rio, llevábamos merienda, subiríamos el rio hasta la catarata y luego bajaríamos con la corriente, sonaba bien y yo iría en la misma piragua que luisa, la pandilla aunque molesta se había acostumbrado a que quisiéramos estar juntos.

La verdad es que no recuerdo mucho de aquel día, se que paramos a comer en el saliente del cuervo, era una piedra que la erosión había convertido en la figura de un cuervo, al terminar de comer subimos mas el rió hasta la catarata, paso algo extraño, el tiempo cambio sin previo aviso, el cielo se oscureció a una velocidad que nunca había visto y que realmente creo que no he vuelto a ver, comenzó a llover intensamente, se levanto un gran viento, se que bajábamos el rió como podíamos y que nuestra piragua choco contra un roca, recuerdo la cara de luisa llorando y gritando mi nombre y no recuerdo nada mas, no se lo que paso después.

A meiga, me cogio de la mano y con esa voz suave me llevo con ella, el sol había vuelto a salir y yo ya no estaba en ningún lugar, solo era un recuerdo o un buen sueño, al menos eso espero. Es extraño como pueden suceder las cosas, pero nunca olvidare esa cara de niña, la complicidad de mi madre y las estrellas brillando desde el jardín de la parte de atrás de la casa de mis abuelos, tirados en la hierba, mi madre me explicaba el cielo y me decía que en el fondo hay estábamos todos y que cuando estuviera triste mirara arriba, que la luna y el sol eran el mismo para todos y que desde allí me cuidaban y me guiaban….

Ahora estoy en el sol, en la luna y en las estrellas que tu miras desde tu ventana, para cuidarte y abrazarte en tus sueños, no llores que estoy a tu lado….

Se lo digo todos los días….

Estoy en los sueños y por fin conocí al eterno que los crea, le acompañare mientras me deje…

















14-01-06



Texto agregado el 17-02-2006, y leído por 255 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
17-02-2006 gustoume moito, e incluso tiven escarofrios. candeliñas ***** ELISATAB
17-02-2006 terei que facer noite no camiño, non he a miña costumbre leer cousas tan longas, pero tratandose de unha paisana farei unha excepción. xa che direi algo cando remate. bicos. ELISATAB
 
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