Pareciera que fue ayer cuando diste tus primeros pasos y dijiste tus primeras palabras.
Pareciera que fue ayer cuando te enamoraste de mi muñeca favorita y te querías casar con ella, y que cuando, con tus cuatro añitos, te dijeron de broma “anda a molestar al tutumpi” (jardín infantil al que un año más tarde comenzaste a asistir) y tú, inocentemente, tomaste tu mochilita y partiste.
Sí, pareciera que hasta hace unos minutos, jugábamos, inventando las historias más locas y dramatizando a los personajes.
Pareciera que hace sólo diez segundos, te veía tan niñito, y el sólo hecho de darme cuenta que ya cumples tu primera década, te nacen tus primeros gallitos y tu forma de hablar ya no es la misma, me hicieron despertar y darme cuenta que estás creciendo, entras en la pubertad (edad difícil, especialmente para las hermanas), aprendes de la vida y ya todo es diferente.
Sólo te pido una cosa, hermanito (porque serás por siempre “hermanito” para mí)… nunca cambies tu esencia y dulzura.

(15/02/2006)