ALGO DE FÚTBOL
El foul fue descalificador y en el área. Se merecía una tarjeta roja, pero entre tanto penal todos lo olvidaron. Algunos reclamos del equipo contrario sólo acentuaron el cobro. Y el árbitro, todo de negro, dispuso los papeles del cuadro: el portero en su arco, el jugador frente a la pelota y los demás jugadores desparramados alrededor del área, como exiliados esperando el derrocamiento.
El nueve soportaba el deseo de pensar, miraba a aquella simétrica oligarquía puesta a doce pasos del arco. Juntó todas sus fuerzas, su rabia humana le hizo apretar los dientes. Retrocedió y sin mirar al árbitro esperó a través de toda la niebla que se diera la orden. Fueron uno el pitazo y su carrera. Una sola entidad que se fundió con su pierna y daba el último y calculado paso. Con una gran descarga de inocencia y con la misma ilusión, el hombre con la nueve, pateó el penal.