Y así me tuve que sentar frente al computador a escribir sobre ti. La música me llevaba a otro segundo, hacia eso momentos en donde nuestras manos se tomaban por si solas, gozaban de comunicación instantánea, y nuestros ojos se encontraban mutuamente.
Mi entorno parecía estar congelado, y me di cuenta que estaba despierta por tu aparición rutinaria. Ese saludo tan frío, distante, y yo por mientras, camuflando mis sentimientos entre colores y palabras cortantes. A quién engañaba, sólo a mí. No tenía un mejor plan. Luego de cada conversación nuestra, venía el silencio, apoderándose de mis pensamientos, y de tu silencio.
Mi madre me acaba de avisar que saldría a comprar, mientras yo, sola en casa. La única compañía era la música. No suelo hablar conmigo misma, entonces, me distraigo con el eco de tu perfume. Decidí recordarte una vez más, siempre estaba la esperanza que después de ese largo proceso, terminaría feliz. Pero nunca pasaba, y quedaba continuamente con un sabor a nostalgia, semi amargo.
Mi mente pronunciaba tu nombre, rebotaba de muralla en muralla. Me quedé acostada en el piso, viendo cómo tus letras giraban en torno mío, cómo volaban en el aire asfixiado por el pasado, cerré los ojos, pensando en no ver, pero seguían dentro de mí; y en ese entonces, supe que no te podría olvidar jamás.
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C oncluí con pararme del suelo, y cambiar la canción. Puse una al azar, y me sané automáticamente. Aunque al terminar, volví a lo mismo. Creo que estoy cayendo en una especie de círculo, su área desconozco, y su perímetro estoy recién comenzando a descubrir. A pesar de eso, me he resignado a beber del pasado, cubrir mi sed con recuerdos, soplar la distancia suavemente y a decolorar el presente. Por mientras, parecía estar atada al tiempo, corté su lazo, y fui caminando por el pasillo a buscar comida. Los cuadros me acariciaban, brindándome una especie de apoyo moral. No los noté hasta que uno de ellos no me permitió avanzar. Me atrapó de sorpresa, y quedamos frente a frente hablándonos de tristezas. Lo dejé de lado, seguí con mis pasos, olvidé su nombre, y divisé mi sombra.
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