Desgarrando mis entrañas, y contaminando mi vida de nuevas sensaciones, te creaste dentro de mi; tan profundo; que robaste mi alma y te alimentaste de mi mala sangre.

Percibiste mi odio por la vida, lo entendiste como nadie, y lo teñiste de esperanza; de esperanza que me reventó de dolor al parir tu miedo de existir… deslizándote en medio de mis piernas solo buscaste tu paz.

Al obsequiarte mi coraje, retornas a mi alma que ahora adorna mis ojos y acaricia mis mejillas… no lloro tu ausencia, lloro tu presencia que acompaña a mi memoria.

Desde entonces, paso las noches diseñando sueños para mi corazón herido. Tú recuerdo me distrae, pero el silencio me encuentra para intentarlo nuevamente.

Ahora comprendo por que no estas aquí. No se puede ser libre en un entorno tan enfermo.