Playa y Pena
Relato IV
Observo en una de las paredes de la bohardilla que me cobija y sirve a mis ínfulas de escritor, en ella hay una red de pescador con raras flores blancas y otras negras, pero a pesar de estar secas, guardan una secreta lozanía, como lozana esta siempre en mi su historia.
Estas flores entrelazadas entre los nodos donde la soga de la red se cruzan, están cerca de un puñal que pertenece a la historia que paso a relatarles, que siendo una podrían ser dos las historias.
__ ¿Por qué __se preguntarán__ si son historias distintas incluyo el puñal en la red?
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Sencillo recibí la red y las flores de un colombiano y el puñal de unos amigos que recibieron de un asesino que al morir dijo:
__ ¡Maldito Pescador Colombiano!
¡Ya no podrás aparecerte en mis pesadillas!
Yo... yo lo mate con este puñal...pero... siempre vuelve.
Este puñal tiene grabada en su hoja “Jim Bowie” Trade Mark
Made in U.S.A. Muy lejos su origen de donde sucedieron los hechos, un pequeño poblado junto al río Magdalena. Ya ven bastante lejos de Colombia.
Pero, tanto mis amigos, como el colombiano me relataron la misma historia. Con algunas diferencias, pero los mismos hechos al fin.
Creo que la mejor manera de comenzar la historia es poniendo parte de la misma ya hecha canción.
Después del arroz con coco
Prendió su tabaco negro
Tomo su café en tortuna
Mezclado con ron cañero.
De pantalón y chaqueta
Y gorra de marinero, pa´ bailar en la cumbiamba.
Fue en busca de cumbiamberos.
Este hombre de la historia, marinero; llego con algunos amigos, marineros como él, para combatir la soledad de no estar junto a la familia, algunos, otros lejos de la mujer amada.
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El que nos ocupa en el relato, algo taciturno, de poco hablar, se ubico con sus amigos en una mesa en el salón bar de la cumbiamba.
En otra mesa tres hombres rubios de piel blanca-rojiza con dos mujeres de la misma raza. Resaltaban en el lugar, donde la mayoría eran de razas diferentes. Negros, indios, mestizos.
En la mesa de los extranjeros un joven cruza de raza india y negra, oficiaba de guía turístico.
Los hombres resaltaban con sus bermudas y camisas del tipo guayaberas de estridentes colores con raros dibujos geométricos. Ropas de su país de origen, que, en nada tenían que ver con las de la zona, haciendo resaltar aun más el aspecto incongruente y fuera de lugar.
Ni hablar de las mujeres, de parecidas vestimentas, pero aun
con más coloridos. Todos portando cámaras fotográficas y video-filmadoras que colgaban de sus cuellos cual trofeos de guerra.
Comentaban cosa en ingles entre risotadas, vasos con Whisky, señalando entre burlas a los que bailaban.
Un mozo se acerco a la mesa de los marineros de esta historia, imponiéndose al ritmo de la cumbia, que interpretaba “Los del río Magdalena”, pregunto en alta voz:
__¿Qué se les puede servir?
De la misma forma, fueron respondiendo:
__Ron con canela.
__Café en tortuma
__ Cerveza africana.
La risotada burlona del extranjero sin pareja se dejo escuchar ante el pedido de la otra mesa
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__¡Ron conj caj-nela! ¡Coufí con roun! Cerveza afgri... caana!¡Ja, ja, jua! ¡Que houmbres! ¡Ja, ja, ja!
Los tres colombianos se miraron entre ellos y observaron al joven que oficiaba de tirista. Este sonrío forzado y los pescadores comentaron entre ellos:
__Cada día llegan más de estos y con ellos su whisky petrolero.
__¡Mouzo! ¡Mouzo! Más whisky para toudos.
Palmeo a sus dos amigos y siguió comentando
__¡Ah! Pero sus mjieres. ¡Que mujieres!.
Clarou ustedes no pueden saberlo, siempre con las suyas colgando del brazou.
__¡Por qué no hablaran en su idioma?
Comento uno de los marineros.
El taciturno del trío hizo un ghesto sin darles importancia y bebió de su ron con canela. Solo comento:
__¡Gusto de provocar. O mejor dicho whisky provocador el que toman!
El norteamericano aumento sus expresiones burlonas, sobre una historia de mueres de otro pueblo a tres días de ahí. Lugar del que provenían los pescadores.
__¡Que pechous y que nalgas, amigous. Creou que su nombre era Anita o Laurrita
Los dos colombianos miraron al amigo taciturno. Este dejo su vaso de ron y miro con firmeza como advirtiendo al yanqui.
Pero, este seguía como si nada.
__¡Ah! Y en el jergón, que llos usan por cama amigous.
¡De todou! ¡Que mouvimientous! ¡Que mouvimientous!
El silencioso marinero respiro hondo.
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__¡Ya, hombre. Deja, esta borracho.
Dijo uno de sus amigos colocando una mano sobre su hombro para calmarlo.
__Que ella no duerme en jergón. Que duerme en mullida cama en la casita que mis manos hicieron en las arribas del montecito.
__¡De toudo, amigos. De toudo! Ahí no mas destras del restaurante. Si ni casa decente tienen .
__Vamos, amigo que en la cantina no pasan esa cosa.
Que mi Anita no es una p...
El pescador apretó el vaso, quebrándolo, ante el pedido de calma de su amigo.
Un trozo de vidrio le causo una herida leve en la palma de la mano.
__Obedecía toudo. Un besitou aquí. Otrou aquí
Y cuando dije besito aquí. ¡Ja! ¿Qué golousa amigos. Que golousa!
Comento mientras se tocaba la bermuda a la altura de los genitales.
Todos reían en la mesa de los turistas. Solo el joven guía callaba, como presagio de desgracias.
El callado marinero se puso de pie fue a la mesa vecina y tomo por la camisa al joven colombiano y lo escupió en el rostro.
__Que trabajes para ellos, bien. Pero servil y traidor a los tuyos, no.
El americano de falsas aventuras amorosas reía y señalaba a los dos hombres.
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El pescador se giró lentamente lo observo reírse y con un fuerte revés de su manaza izquierda dio por tierra con silla y hombre.
Se agacho y mostrando su mano derecha algo sangrante le dijo burlonamente en un castellano chapurreado:
__Mi manou derecha la tengou para golpear a houmbres.
¡Adious, Yanquilandia!
El marinero salió de la cumbiamba y fue hacia la playa.
__¡Quietas aquí, mujieres! ¡No salgan!
Los tres hombres pasados de whisky salieron tras él.
Los amigos del colombiano algo dubitativos y confusos no atinaron a nada. Cuando se dieron cuenta, ya era tarde.
La canción sigue así:
Lo hallaron mirando al cielo
En lecho de arena y agua.
Puñal hundido en su pecho
Y sin luna en la mirada.
No habrá una barca esperando
con sus velas desplegadas,
ni coco café y cigarro
ni ron cañero y guitarra.
Después lo de siempre. Los cobardes huyen..
Consulado, embajada.
Trifulca de borrachos... y aquí no paso nada.
Relaciones de buenos vecinos y... Viento en popa, marinero.
Indudable el puñal nunca se uso como evidencia.
La ofensa a la buena mujer no figuro en folios.
La canción termina diciendo:
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Novia de piel canela
no esperes al marinero,
lo mataron de celoso
parraito cumbiambero(x)
FIN
(x) Playa y pena.- Cumbia de Castellón- Loubet Cabrera
Grabada por Los Wawanco Canta: Hernán Rojas
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