Mi paranoia, jocosa pero certera, de pronto se siente como una esquizofrenia.
Sin embargo la calmo con la idea del mañana, que impusieron otros seres (como si de algo sirviera).
Corto en sangre, miro al débil y al fuerte para tomar uno de ellos; Mas trato de matar al débil, queriendo beber vino y comer carne sin atorarme, tomando cada trozo de lujuria y quitando de mi vista cuan augurio nuevo se aparezca, deseando mi mal a mi propio mal. Endureciendo mi alma con mi propia caída.
Temo que no pasare una noche sin que te vea; un ocaso sin desearte, pero ciertamente no estamos preparados para comer pan todos los días, o para seguir una rutina odiosa e inútil que solo me inspira odio.
Beethoven, Nietzche, Lihn, Huidobro tenían razón la mente solo se inspira cuando tiene sensaciones de: Odio, Rabia, miedo, Amor... Porque solo así logramos calmar al intranquilo rugido frenético que yace en el interior de cada uno de los seres vivos y sólo espera despertar para ver la realidad (...).