Desde algún punto donde se alcanza la intensidad, mi reflejo se evade en un suspiro con límite de tiempo, si en la tregua que visten tus manos yo pudiera envolverme ....
No se detiene el vértigo vertido en el inflamable amanecer de mis horas de ignorancia disfrazada, ni se detiene el juego humilde de un silencio a deshoras, otras vendas me crecen en los ojos. Piden unos labios no besar irrealidades y mi refugio pudiera estar en la fuerza obligadamente aprendida con la que paro los golpes eventuales, inesperados, o quizás... pudiera estar en descubrirte cuando acaricias mis pensamientos.

Guío la torpeza de mi instinto, descuadro todos los números que me obliguen a ti; mi intuición me seduce vulnerable, no caduca la ilusión en almas que poseen alas; sólo caducan las horas y los días que no cuentan nada.
Necesitarte podría ser alquimia en mi vida, pero no deja de ser una impaciencia agitada sin saber si es correspondida.
Que delicado ese gesto que yo ansío de tus ojos distantes, ayer intentaron matarme cuatro miradas, pero me descubro inmortal si no son tus ojos los que me miran. Sostiene el labio el sabor del beso y saborea cristales de agua cuando la sed se pega a la garganta.
Límites, palabras infranqueables, desahucio de corazones idealistas, insuficiencia respiratoria con un encuentro inesperado. A veces, sólo a veces me bebo sobria el presente coherente que me envuelve, lo asimilo, lo acuno, lo mimo.
A veces, sólo a veces me desvío de mis intenciones y muerdo la cuerda que me sujeta y me mantiene cuerda.

Pero siempre..... pongo a tus pies mi cajita de sueños deshabitados.