Hay ocasiones en que sería mejor no levantarte; pero hoy desperté con una sonrisa dibujada en el rostro, simplemente porque apareciste en mi sueño. Vi tu rostro y escuché tus palabras. Ambas descendieron del cielo, mientras tus besos cobijaban mis lágrimas y tus brazos me despojaban de esa melancolía, la misma que noche a noche se encuentra aferrada a la almohada.


El verte y amarte de nuevo, fue como sentirme vivo, sin aliento. El demostrarme que a pesar de la distancia, sigues viviendo en mi. Que tu aliento se confunde en el aire para reparar mi corazón y mi falta de fe.


Descubrí que tu amor me transforma. Que gracias a ti, dejo de ser ese fantasma que vaga por las calles, por los laberintos de la soledad y a través de la gente, donde intento tocarte y robarte, tan solo, un minuto de silencio.


En mi sueño, dejé de amarte en secreto. Abandoné la lluvia triste y los besos. Me interné en tus secretos, mientras la radio nos inundaba con una melodía de Pink Floyd.


Aquellos sueños sin color, sin olor... invisibles, por fin se fueron.


Con tu presencia burlé mi sombra. Crucé el umbral que se encuentra detrás del sol, capturaré mis sentidos. Vi el aire frío que transformaste en amor y felicidad.


En mi sueño, tu sueño, salí de la oscuridad para vestirte de caricias. Nos fundimos hasta lograr que mi piel, tú piel, se impregnara de tu aroma, tu sonrisa y tu aliento. Transformamos el silencio y pude escucharte sin oídos; pude verte junto a las estrellas, mientras tenía los ojos cerrados; y pude abrazarte, como sueño que se abraza a la vida misma.


El sueño se iluminó cuando de tus ojos cayeron ángeles. Corrí tras ellos, pero sólo logré rozar la locura y volverme cómplice del viento.


Enmudecí, un instante, cuando la luz parecía extinguirse. Respiré profundo y esperé un milagro. Sólo quería despertar para escuchar el grito de tus ojos y ver el brillo de tus palabras.


Sin embargo, sólo soñé que te despedías sin voltear.


Ahora el sol aparece más radiante. Sé que llueve, pero es porque aún no estás a mi lado. Sólo puedo darte las gracias por dejarme participar en tu sueño. Porque tu sueño, mi sueño, fue la tinta de mi historia... tu historia.