El camino mojado escondido en el nublado de su curva.
El agudo de un violín deslizado por el tronco de un violonchelo.
El amanecer en cortejo de dos flautas en celo.
Un mar camaleónico apareado con el cielo.
Un resquicio de vida matando el óbito de un desierto.
A todo ello renuncio sin vacile ni miramientos:
por tus ojos llenando de mí tu mirada.
Por tu voz baja en mi oído.
Por la furtividad a oscuras de nuestro primer beso.
Por tu mano descansada en el camino de mi cuerpo.
Texto agregado el 14-02-2006, y leído por 394
visitantes. (4 votos)
este texto me huele a chocolate negro, no sé por qué, ajjaa... Escribes como dando paletadas a un lienzo, me encanta.. un susurro* susurros
14-02-2006
Este sí me gustó. Buen ritmo. En la antepenúltima línea se pierde un poco el ritmo, recomendaría agregar un adjetivo de por lo menos 3 sílabas antes de "oído". Mis 4 estrellas. elescritorazo
14-02-2006
Buenos contrastes, en todos los sentidos. seisenpunto
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