Buenas noches pequeña, dichosos son estos labios
que en medio de esta batahola , sinceran;
que en medio de este bullicio condenan.
Buenas noches pequeña, dichosa es esta mirada;
pues encuentra punto fijo de sus infinitos temores
y yace descalza en este mar infinito de piel y arena.
Buenas noches querida calidez,
tus capacidades para hacerme sonreír saltan a la vista
y hacen de mi un esperpento, un animal pensante.
Un ser de emociones liberadas, de instintos amplificados;
una amalgama de malos recuerdos y esperanza,
un libro en blanco por abrir, que no quiere aún ser escrito.
Buenas noches eterno convencimiento,
pues sin darme ningún fundamento,
ni otorgarme ninguna licencia,
sin siquiera ofrecerme ningún tipo de consuelo,
simplemente haces real cualquier tipo de posibilidad.
Buenas noches a esta caja roja,
palpitante y expectante a las circunstancias.
Hace tiempo que no te veía rondar por estos lares,
ni tampoco discutir nuevamente con la no muy bien ponderada, razón.
Hasta pronto… a esa mejilla blanca,
a esa suave y tersa compañía que junto a un beso,
despiden otro encuentro furtivo, sin organización ni motivo.
Hasta pronto a ese dulce olor, a esa tierna mirada,
a la inicua posibilidad que se materializa in situ, en la mente,
en la fracción de segundo exacto que nuestros ojos
inician fuego cruzado,
y dirigen sus dardos eficaces y mortíferos,
al cuarto sereno del alma y lo hacen vibrar.
Hasta nunca tedioso adiós,
que acorralas el tiempo y lo haces parecer nada.
Que envenenas la magia de los segundos,
y los ahuyentas sin preguntar.
Te odio y desde hoy te convierto en nada,
te renombro como hasta pronto
y te despido con la luz,
sí, con la luz que hoy por hoy ronda en mis soledades
y está encontrando más espacio para crear.
Buenas noches y gracias, pequeña;
esperando que el tiempo y las circunstancias,
otorguen para darle sentido a este desorden,
hasta pronto… sensación. |