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La última luz del día se apagaba detrás de las lejanas colinas de lo que alguna vez había sido Arielina. Un aire denso envolvía la región, una hoja seca caía a orillas del Mosiva.
El volcán de Giós había saciado su sed y el mundo del dragón se había transformado en el triste humo del adiós.
Xixer observaba desde una pequeña cueva, el resultado de años de desolación.
En el aire flotaba la tristeza de una civilización que yacía vencida ... en el sonido del viento una nueva esperanza renacía.
Al caer la noche, Xixer creyó escuchar las trece campanadas del final. Pero era sólo el recuerdo que guardaba oculto en la memoria espiritual.
Mientras observaba la calma del Mosiva, recordaba los trágicos días del horror. Las aguas hostiles del río se habían calmado, luego de alimentarse de todo a su alrededor
La lucha entre el bien y el mal había cesado meses atrás. Quizás antes del amanecer sobrevendría un nuevo despertar.
Xixer levantó su vista una vez más, como queriendo encontrar una respuesta en Épsilon o tal vez en el más allá. Quizás todo estaba más cerca de lo que su comprensión podía alcanzar. Pero en la oscuridad de la noche, sólo le quedaba esperar.
La fiebre había matado a casi todos los Corintios y el mundo al que habían acudido a salvar había terminado siendo su tumba mortal.
Xixer ya no esperaba la nave que lo viniera a rescatar. Tal vez sus hermanos ni siquiera recordaban que alguna vez soñaron una nueva civilización en aquel recóndito lugar.
El sabía que probablemente ya no lo reconocerían con esa forma y ese color.
Seguramente quedaban más en algún lugar del planeta, pero cómo serían, que forma tendrían, era un misterio por develar.
Un nuevo día comenzaba a asomar y el paisaje a aclarar. El aire se tornaba menos denso y el cielo se teñía de un gris azulado.
El cuerpo de Xixer había evolucionado en soledad, se había hecho más liviano. Su piel se había llenado de escamas y su color se acercaba a un verde claro. Sus dedos se habían encorvado y su esqueleto se había modificado.
El tiempo lo había cambiado por dentro y por fuera, pero no había olvidado lo que lo había mantenido vivo todos esos días de esperar.
El momento había llegado, sus alas se abrieron de par en par, tomó impulso y comenzó a volar.
Ante sus enormes ojos amarillos un nuevo mundo nacía y la evolución de las especies ya había retomado su incesante andar.
La búsqueda había empezado. Sabía que la reconocería con su nueva forma, aunque el paso del tiempo la hubiera dañado y ya no fuera igual.
Sus instintos lo guiarían hasta donde permanecía escondida. Sólo deseaba volver a tocarla una vez más, como en el último rito que los unió cerca del desenlace final, cuando sellaron su amor y dieron inicio a nueva civilización. Seguramente los huevos estarían abriendo y no quería ser ajeno a esa sensación.

Texto agregado el 13-02-2006, y leído por 226 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
17-03-2006 Esto es un viaje... es el sumum de esa dulce tragedia que es el amor, en todas las épocas y en todas las dimensiones. Mis 5 ***** turcoplier
23-02-2006 Buen cuento! Sin comentarios...pero con cinco estrellas. Saludos cordiales jovauri
23-02-2006 Genial!!!! ¡Qué bien escribís! Me encantó esta fantástica historia. Besos y estrellas. Magda gmmagdalena
23-02-2006 muy bonito. un buen cuento eslavida
23-02-2006 Muy bueno restorach
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