Como no puedo tener tus labios, mejor me los imagino y me cavo una fosa donde pueda tenderme de espalda contra la tierra que huele a recién mojada. Dejaré que tarántulas y escolopendras se amiguen con mi cuero y me mordisquéen y depositen fluidos venenosos y me dejen rastros de pelos y señales que desorienten cualquier brújula que puedas utilizar, comprada o regalada; para que llegues tarde o no llegues o llegues a la fosa de al lado y de hinojos reces por ese yaciente que casi, solamente casi me roza con su codo.