Pasaste muy temprano esa mañana, me despertaste con tus golpeteos de siempre en la puerta, imposible no reconocerte, imposible tampoco no atenderte. Pucha! me hiciste levantar de la cama calentita, para quien sabe que cosa, pero no iba a dejarte parado afuera, que se yo si llovía, si hacia frío. Pero bueno, ya estabas acá, te abrí la puerta y pasaste con tus fríos a cuestas, los del cuerpo y los de la cabeza. Dale! -Te dije- entra que me escarcho! Pasaste de a poco, como pidiendo permiso, vos! el mas atrevido de todos, haciéndote el yo no fui, como si no te conociera, tiraste tus cosas por ahí, por todos lados bah! como siempre, el organizadito, te miraba entre dormida, restregándome los ojos y arrancándome pestañas sin querer, ah! pidamos muchos deseos dale! -me dijiste- y acercándote a mi cara y rozando mi mejilla con tus manos heladas, me miraste triste, -sos tan linda sin pintura, con esas ojeritas de mapache, así quiero recordarte siempre.
Prepare unos mates y mientras trascurría el tiempo, ahora me doy cuenta, me mirabas atento, como si lo mío fuese una ceremonia, como si estuviese haciendo pases mágicos o algo de eso, ahora me doy cuenta. No te perdiste ni un detalle, te comiste el momento con los ojos, lo disfrutaste a pleno. Nos acordamos de la gorda Mirta, de un par de otros viejos amigos, nos acordamos de aquel verano de paranoia, nos preguntamos si fuimos felices, que será de este, que será de aquel, quienes ya se fueron, quienes siempre están...agarraste de la mesa una naranja y mirándola fijo repetiste -la tierra es redonda!!!!- te acordás!? Como nos reímos esa vez, todo era un buen motivo.
Sin darnos cuenta, se pasaron las horas, entre recuerdos y carcajadas. Entre seriedades y carcajadas. Entre lamentos y carcajadas.
Nos encontraron las primeras oscuridades de la tarde, hablando y hablando, y el día se fue. Te levantaste de la silla como no queriendo y me pediste un lápiz para dibujarte la raya, no te podía faltar una salida de esas. Te abrigaste, te acercaste a la puerta, sacaste de la mochila un sobre con tus infaltables dobleces difíciles, me lo dejaste sobre la mesa y me aclaraste- esta te la escribí hace mucho, ayer la encontré, te la doy, igual siempre fue tuya- te acercaste a la puerta y a pesar de esa sonrisa grandota y los ojos iluminados de magia, note algo de melancolía, no se si en vos, o en la situación, no se si en mi o en que...algo no me cerro, pero no dije nada, que estupida! por que no dije nada? siempre tan inoportuna, menos cuando tengo que serlo! saliste, te salude por la ventana y te fuiste.
No se si puedo asegurar que me di cuenta de lo extraño de esa visita, solo se que me dejó un vacío, un enorme vacío, pero mucho mas grande fue, el precipicio ante el que me encontré, al saber que, esa visita fue, una entre otras visitas a nuestros amigos, en tu camino final de despedidas.

a un eternauta