Ilícito que te agobia
mortal que te alimenta
pecado que te sueña
traición que te alegra.
Ojos vendados por tu madre
boca callada por tu padre
piernas estiradas por tu amante
cae la noche vigilante.
Ausente e inquietante
buscas el silencio
y guardas los gemidos
entre voces delirantes.
Manos confundidas y sudadas
caen sobre mi espalda
una locura de piel
un relato de a dos.
Consciencia absoluta
tratas de mostrar
límpiate esos labios
no me hables de fidelidad.
Blasfemas contra a ti
y mi perdón no tendrás
pues mi divinidad aún no cabe
en esta esfera de cristal.
Soy humana y lo acepto
escondo instintos de piel
tengo miedo de violarme
y que lo hagas tú también.
Me escondo tras lo común
trato de ser lo que deseas
y tú te muestras sin saber de tu existencia.
Presumo de mis mentiras
consumo lo que no hay
permito llantos de amor
y me avergüenzo del pudor.
Ansío la calidez del hombre
la firmeza de su sangre
y los temblores en mi cuello.
No niego mi naturaleza
y permito tu dominio
mézclate con mi humedad
y carga el dolor
de mi próxima inmoralidad.
Una mujer te trajo hasta acá
y un susurro te condena a mí
trata de no herirte
trata de enamorarme.
Mezclo mi venganza con ternura
no te darás cuenta
como juego con tu carne
y la devoro como una principiante.
Ya sabes lo que hay
y no retrocederás
pon tu mano en mi calvario
sabes que lo disfrutarás.
Rechazo los tabúes
y cambio mis valores
jamás me podrás encontrar,
pues soy tu ilusión nocturna
que se enreda en tus sábanas
después de que tus manos
han terminado de trabajar.
Texto agregado el 23-11-2003, y leído por 324
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