Abres la ventana, sacas la cabeza y les llamas ¿Las encontraste? ¿No? Mejor sigue buscando. Dejas la puerta sin llave, por si se les ocurre llegar, te preocupas, todos los días llegan, no puede ser que hoy no. Luego piensas… “¿Y si las muy locas se están escondiendo de mí sólo por hacerme enojar?” Con esa idea, recorres el lugar, destapas todo, desordenas, corres esto, levantas aquello, sin dejar de llamarlas e insistir que si no aparecen, te vas a enojar.
Sigues recorriendo, gritándoles, amenazándolas. Vuelves a preocuparte, piensas que algo les pudo haber pasado, temes perderlas, ellas son muy importantes para ti…
Ten calma, ya llegarán, no te alteres, que nada logras con eso. Piensas, “si no vienen hoy, es por algo. Mañana será”
Cierras tu cuaderno y apagas la luz. Dejas de recorrer tu mente, resignándote al hecho de que las ideas no llegan todos los días.
|