En el momento preciso de la muerte,
iré al espectáculo que ofrece mi corazón,
y veré el absurdo problema,
que hace que interiormente se destroce a si mismo,
surgirá entonces con objeto de perdonar,
un amor inmenso que no podré parar,
va a ser la exclusiva realidad a todo lo que siento por ti,
eres tu quizá,
el único que merece este sufrimiento por el cual deseo la muerte.
Me dirijo contra tu elevado ego de no poder perdonar,
y le digo que te quiero y que no te puedo olvidar.
Mi voluntad de no llorar logra ganar,
pero mi voluntad de no recordarte pierde la batalla y no puedo evitar hacerlo, demos un paso mas,
y lleguemos a la conclusión de que ahora me doy cuenta de que te quiero,
al llegar a este punto no puedo decidir,
si buscarte o dejarte ir,
como tu me dejaste a mi,
es sumamente fácil hacerme a la idea de que no te quiero,
pero es difícil sentirlo,
expresar odio hacia mis sentidos es como sentir odio a mi,
fui introduciendo paulatinamente un pensamiento diferente al que tenia antes,
y me percate,
de que aunque quiera cambiar mi vida de alguna manera,
tu siempre estarás marcado en ella.
Por espíritus,
por almas,
por mi vida,
daría lo que fuera por estar contigo una vez mas,
ideas agitadoras y sombrías consumen mi mente,
mi fe miente a mi corazón,
y eso me hace mas fuerte,
dulce mensajero del amor que murió al igual que mi corazón,
termina esta historia que tu flecha comenzó.
Las prerrogativas pertenecerán al infierno,
y mis anhelos al olvido,
pero mi corazón siempre será tuyo…
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