Vienes a mí como ventarrón,
oscuras plumas vistes amor,
el plumaje de la decepción,
aquellas que te causan sopor,
esa la interminable canción,
que entonas con insondable ardor,
inútil acto de redención,
mi más entrañable ruiseñor.
Texto agregado el 09-02-2006, y leído por 119
visitantes. (3 votos)