Yo misma...
Contemplando amaneceres azules y atardeceres rojos.
No necesito a nadie junto a mi para observar la armonía del mundo, para intuir esa magia sutil que empapa la naturaleza.
Sólo yo misma...
Besando a mis pensamientos.
Abrazando al viento.
Cobijándome bajo las estrellas.
Yo misma...
Sonriéndole al reflejo del espejo, el que nunca me traicionará, ni me mentirá, el que no me dará motivos para estar celosa, el que siempre estará.
Nadie me conoce mejor, nadie excepto él sabe lo que me hace volar, lo que me hace llorar de rabia, lo que sueño, lo que anhelo...
Sólo yo se quién soy.