Y en verdad lloré, te pregunté y hasta supliqué... ...imploré me dijeras ¿por qué? ¿Por qué como si fueras dueño de mi andar permitías las irreverencias que me transgredían al caminar? ¿Cómo aceptarte sin reclamar las noches que robaste y los días que hurtaste con el pretexto de crear? Cómo reclamar sin aceptarte que por cada cuento en el que me involucraste creaste atento el imperfecto momento.
Texto agregado el 22-11-2003, y leído por 235 visitantes. (3 votos)