Problema: se me cansa la vista porque estoy un poco miope.
Solución: quemar el pajar para encontrar la aguja.

Acá estoy, me encuentro cansado, bastante, por cierto, porque no puedo distinguir un círculo de un cuadrado, no es que confunda formas por no saber cual es cual, sino que directamente no las distingo.
Estoy un poco miope, ¡que un poco, mucho!!.
Y por esto mismo se me cansa la vista.
Me ha traído cada vez más problemas en lo que respecta a diferencias. Por ejemplo cuando confundí el bidé cono el inodoro y defequé en el primero.
Otro fue cuando confundí a mi cuñada con mi señora e intenté desvestirla desesperadamente; hace ya seis meses de esto pero, en fin, su marido aún no lo comprende y me persigue a escopetazos cada vez que me ve.
Una de las confusiones más considerables fue cuando confundí la vida con la muerte (de la que me salvé “raspando”) y otra cuando no distinguí el amanecer del ocaso...
Y como decía al principio, acá me encuentro, en medio del cobertizo, rodeado de paja (de la que se alimentan los caballos), intentando en vano encontrar la aguja labrada que ella me había obsequiado en el primer aniversario.
Mientras descanso prendo un cigarrillo, para poder así hallar de una vez por todas la bendita aguja extraviada o, en última instancia, permanecer sentado viendo consumir mi extraviada vida...