Se tapaba sus vergüenzas mientras sus ojos preguntaban por qué. Su cuerpo, que antes había sido un misterio con el que manejar los sueños ajenos, ahora sólo era un laberinto con flechas y señales. Toda la magia se había ido y ella lo sabía...sus ojos incrédulos lo decían...nunca pudieron imaginar que le mancillaran de una manera tan zafia y vulgar...fue penetrada sin desearlo...fue babeada hasta el desmayo...sus oídos tuvieron que escuchar el grito risueño del que acaba con los sueños de un niño...

Hoy es otro día más. Pero ella ya sólo es una puta que maneja el bolso con descaro bajo una farola...ella, la Libertad: hoy sólo sirve para hacer la calle.



Dedicado a todos aquellos que no son libres.